Las Cataratas del Niágara

Cataratas del Niágara

Cataratas del Niágara

Las Cataratas del Niágara son la atracción principal de Niágara City, sí, están en medio de una ciudad. Al encontrarse justo en la frontera entre Estados Unidos y Canadá, éstas se pueden ver desde ambas partes, aunque para pasar de un lado a otro se necesita visado. Las vistas son mejores desde el lado canadiense, ya que desde el estado neoyorquino las tienes justo a un lado, sin embargo, para tener una vista completa de las tres cataratas puedes hacer el recorrido en barco que va por el río Niágara que te deja justo enfrente de ellas.

Como punto de interés turístico, aunque no el único de la zona, a su alrededor se ha edificado, por lo que si tu también tenías la imagen de unas enormes cataratas en medio de la naturaleza, es mejor que te la quites de encima y no decepcionarte cuando vayas a a verlas. Lo cierto es que eso es lo más chocante del viaje a Niágara, que su orilla canadiense esté llena de hoteles de lujo, un casino y hasta un parque de atracciones. La zona americana está algo más cuidada, aunque tampoco mucho. Los edificios no están a pie de catarata, aunque algo más atrás sí que hay centros comerciales y tiendas, como no podía ser de otra manera.

Pero ni la explotación turística ha sido capaz de restar encanto a estas cascadas naturales cuyo salto es de 54 metros de altura. Quizá no resulten muy altas, aunque sí son bastante anchas y, sobre todo, caudalosas, ya que por ellas pasa toda el agua de Grandes Lagos. Es sorprendente como ésta cae con tanta fuerza que crea como un manto de niebla húmedo, capaz de empaparte incluso estando a unos cuantos metros de separación. Aunque desde la parte de arriba podemos apreciar la magnitud de estas tres cataratas: la Horseshoe Falls, canadiense, que es la más ancha; y dos pequeñas americanas, la Rainbow Falls y la Bridal Veil Falls; la mejor manera para observarlas es bajar por el río con el barco Maid of the Mist, en el que te ofrecerán un chubasquero para no acabar empapado. El precio del billete desde el lado americano es de 13,50 dólares; mientras que desde el lado canadiense cuesta 16,50 dólares.

Este viaje tiene una duración de unos 15-20 minutos, en los que casi tendrás la impresión de estar metiéndote debajo de la catarata, ya que empieza a caer agua desde todos los lados. ¡Increíble! También existen otros recorridos a pie por detrás de la cascada, o justo al lado de ella. Éste último es en la de Velos de Novia, que es la más pequeña. Asimismo, si tienes la oportunidad de verlas de noche, éstas se iluminan de distintos colores. Sí, una chorrada más para atraer al turismo.

Existe otro tipo de atracción que, aunque en un primer momento la idea me horrorizó, tengo que admitir que me acabó pareciendo de lo más interesante. Se trata de la proyección de una película (Niagara: The legends of Adventure) sobre las leyendas y el origen de Niágara Falls. El documental en sí no es que sea un primor, aunque nos narra datos bastante interesantes que quizá nunca repararíamos en ellos. El video, además, concluye explicando que la fuerza de estas cascadas es tan grande que, según los expertos, el ratio de erosión al año suele ser de uno 0,30 metros. Con esta cifra, se estima que de aquí a 50,000 años, aunque se reduzca el ratio de erosión, las cataratas pueden llegar incluso a desaparecer.


Niagara: Legends of Adventure se puede ver en el mismo centro que hay en la parte americana, en el Niagara Falls State Park, y el precio es de 11 dólares. Justo detrás hay un gran centro comercial lleno de restaurantes cuyos pisos superiores sirven de mirador hacia las cataratas. Desde luego, está claro que cuando un lugar se convierte en icono, todo se aprovecha.

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Periodista digital especializada en viajes

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