La región bretona de Francia siempre se ha sentido mucho más cerca de sus primos de Reino Unido que de sus propios hermanos. Una especie de Cataluña a la francesa, una región que siempre ha luchado por su independencia y que cuenta con su propio idioma (el bretón), pero que a su vez están obligados a hablar en francés y a traducir todas sus indicaciones a este idioma.
Sin embargo, sacándoles de su lengua oficial, la gran mayoría no saben defenderse. Al igual que me ha llamado la atención en Alemania, muchos de los franceses, incluso los de oficinas de turismo de algunos pequeños pueblos, son incapaces de expresarse en inglés. Bien es cierto que las indicaciones de la carretera, o incluso las normas de los hoteles (si es que alguien se las lee) son fáciles de entender. Si embargo, la situación se complica cuando se trata de pedir en un restaurante, comprar en una tienda o, sin más, cuando tenemos que pedir ayuda para cualquier cosa.
A pesar de que Francia es bastante caro, en comparación con España, recorrerse el país con el coche durante cinco días sale por unos 300 euros por persona (aproximadamente), con alojamiento, peajes, gasolina y comidas. La gasolina también es bastante más cara, por lo que, aunque no quede más remedio que repostar en algún lugar de la Bretaña, os recomiendo que llenéis el depósito antes de cruzar la frontera.
Pero, a pesar del precio, viajar por Francia en coche es una auténtica gozada. Para empezar las carreteras están perfectamente asfaltadas, y no a parches, como muchas de este país. Incluso las comarcales están en buen estado. Lo más cómodo de todo, y económico, es que al lado de las autopistas siempre suele haber varios hoteles de carretera donde puedes parar a hacer noche. Éstos están bastante bien y no hace falta reservar con antelación, por lo que no hará falta organizar el viaje. En cuanto a sus comidas, descubrirás todo un mundo de Galettes y Crêpes a cada cuál más buena. No dejes de probar su plato más famoso: las Moules et frites (mejillones con patatas fritas). En realidad son típicos de Bélgica, aunque allí lo venden como su plato estrella. ¡Están buenísimos!
Otro aspecto muy curioso es que la mayoría de los pueblos pequeños están todos minuciosamente decorados con flores del mismo color, sin romper la estética. Esto se debe, principalmente, a que en muchos de ellos no permiten construcciones que rompan con el orden de la urbanización, sino que todas las casas tienen que guardar una determinada estética. ¡Alucinante, en serio! Aunque lo mejor de todo es la cantidad de aseos públicos que hay a lo largo de toda la Bretaña (supongo que en otras regiones también será así). Éstos son gratuitos, por lo que no siempre están limpios, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de autocaravanas que van allí cuando les entra el apretón. El único inconveniente es que tienes que ir preparado, ya que nunca hay papel. http://live22official.com
Los franceses, pese a los prejuicios que muchos tienen de ellos, son gente de lo más agradable (alguna excepción habrá, claro). Luego hablan de los ingleses, pero ahora mismo tengo dudas de cuál de los dos países es más correcto. Por la gente que he podido conocer allí, que os aseguro que no es poca (para que os hagáis una idea, toda una familia política llena de primos, tíos y abuelos en un camping repleto de franceses) son gente bastante tranquila que a partir de las 12 de la noche ni se les oye. Al menos no tanto como a los españoles, a los que consideran que gritamos mucho.
Por último, el tema de las mareas también llama mucho a atención. Parte del paisaje costero queda totalmente cubierto de agua cuando ésta sube; mientras que cuando baja hay kilómetros de arena o rocas hasta alcanzar la orilla. Esto se puede ver especialmente bien en Saint-Michel y en la isla de Noirmoutier, donde el Passage du Gois se ha convertido en todo un espectáculo. Respecto a los recursos naturales, aunque no son grandes exportadores de sal, te sorprenderá la cantidad de salinas que hay a lo largo del camino.
2 Comments