La Cisterna Basílica y la Medusa, Estambul

La Cisterna Basílica y la Medusa, Estambul

Cisterna Basílica y la Medusa, Estambul
Es uno de los monumentos más visitados de Estambul, así como uno de los más bonitos a mi parecer. Es la Cisterna Basílica, situada a escasos metros de Santa Sofía, una antigua reserva de agua construida por Justiniano I y que abastecía el agua del antiguo palacio de Constantinopla, así como el de Topkapi años más tarde.

Ésta entró en desuso con la conquista del imperio otomano hasta que en el siglo XVI los turcos descubrieron que, en sus alrededores, había algunas casas que contaban con pozos subterráneos. Esto llevó a los investigadores hasta ella, haciendo que tuvieran que moverse por sus aguas en pequeñas barcas . Actualmente, sin embargo, se han construido unas pasarelas de madera por donde los turistas pueden pasear y acceder hasta las Medusas, esculpidas en las últimas columnas de la reserva.

El nombre de la cisterna se debe a que, en su origen, justo encima había una basílica, aunque originariamente era conocida como la La Cisterna de Yerebatan. No era la única de la ciudad, aunque sí es la más grande. Sobre las Medusas, en cambio, no se sabe muy bien si realmente se utilizó el material porque se necesitaba o si estos monstruos mitológicos tienen algún significado aquí dentro. No obstante, una de ellas aparece boca abajo y la otra ladeada.

Cisterna Basílica y la Medusa, Estambul

Durante la remodelación de la Cisterna Basílica también se limpió el agua estancada. Ahora únicamente hay unos 30 cm de nivel y su claridad permite ver que hay peces. Es de imaginar que éstos han sido incorporados como otro encanto más del lugar, así como una cafetería que se ha abierto en su entrada y un puesto de disfraces típicos en donde puedes sacarte una foto como si fueras un príncipe/  princesa turco.

Lo que más sorprende es que, a pesar del bullicio que hay en sus exteriores, ya que está justo en la parte más turística de la ciudad, en su interior una suave música clásica invita a relajarse. Está continuamente iluminada, por lo que el lugar resulta aún más impresionante. El precio de la entrada de la Cisterna Basílica es de unas 10 liras turcas. ¡Ah! y los martes está cerrado.

Periodista digital especializada en viajes

1 Comment

  1. muy bueno el articulo, pero lo que mas me gusto es la foto de la «morita» del final

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