Hostal Almanzor, Gredos

Hostal Almanzor, Gredos


La sierra de Gredos ofrece un abanico muy variado de alojamientos repartidos a lo largo de ésta. Desde su parador con historia, ya que es el más antiguo de España; a pequeños hostales, casas rurales, y hasta dos campings situados entre bosques de pinos. El paisaje, en todos ellos, es sencillamente espectacular. La mayoría tienen vistas a la sierra y, en primavera, aún se puede ver el pico Almanzor todo nevado. Precisamente, Almanzor es el nombre de algunos de los alojamientos de la zona. Y este fue el principal motivo de mi equivocación a la hora de hacer la reserva. Si bien hasta la noche antes estaba convencida de alojarme en la pensión Almanzor, cuando comprobé el teléfono al que había llamado me di cuenta de que la había hecho en el hostal Almanzor. La diferencia de precio es notable, aunque después de esos deliciosos desayunos tengo que admitir que el error mereció la pena (estas son las típicas cosas que me pasan en la mayoría de los viajes).

El Hostal Almanzor es el más próximo al parador, a sólo un kilómetro, exactamente está en Navarredonda de Gredos. Al igual que la mayoría de los alojamientos de la zona, éste se encuentra pegado a la carretera, por lo que se ve fácilmente. Aún así, es muy tranquilo, ya que no pasan muchos coches y el ruido es prácticamente inexistente.

Las habitaciones, de estilo rústico, están muy bien. Son acogedoras, además de que están limpias. El cuarto de baño es bastante amplio y, en mi caso, tenía una pequeña ventana que daba al exterior. Las habitaciones que dan para la parte delantera cuentan con salida a una enorme terraza común, en donde hay hamacas y sillas para disfrutar del entorno. A nosotros nos hizo algo de frío, por lo que a penas pudimos aprovechar sus alrededores. Las habitaciones tampoco eran muy cálidas, aunque los responsables del hotel suelen encender la calefacción por las noches y también te ofrecen mantas.

Lo que más me ha gustado fueron sus desayunos: zumo, café, tostadas con mantequilla y mermelada, yogur, bollería, etc. Además del servicio, todos fueron muy amables. Como os comentaba en el post anterior, ese fin de semana coincidimos con el festival de pinchos, en el que cada lugar preparaba uno diferente y a sólo un euro. No tuve tiempo de probarlos todos, aunque sí el del hostal, que estaba buenísimo. Se llamaba «no hay pan para tanto chorizo», un pincho indignado, y estaba compuesto de eso: chorrizo con una lámina de pimiento rebozado y con una salsa dulce. ¡Riquísimo!

Periodista digital especializada en viajes

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