Souvenirs que molan


Condé Nast Traveler publicó la semana pasada un reportaje, por Rafael de Rojas, sobre uno de los temas que más me apasionan: los souvenirs. Tengo que reconocer que, aunque el post me encantó, ya que es algo en lo que caemos todos y, a veces, se convierten en una preocupación durante el viaje, después de leerlo sólo me hizo falta mirar a mi alrededor para darme cuenta de que yo era una de las mayores víctimas de este fenómeno de recuerdos sentimentales. No obstante, me encanta. Me encanta mirar a mi alrededor y ver Londres, Nueva York, estar cómodamente sentada sobre Filipinas o taparme con Egyptair. Artículos con los que he cargado desde distintas partes del mundo que, como dice De Rojas, son innecesarios, pero que me llevan a momentos muy divertidos de mis viajes.

Estoy de acuerdo, los souvenirs para terceras personas son más bien inútiles, aunque a todos nos encanta recibirlos. Que ese recuerdo mole o no todo dependerá de cuántos más tenga que traer esa persona, o el empeño que ponga en comprarlo. Por supuesto, las tiendas propias de souvenirs suelen ser un timo, ya que los precios son bastante elevados y el 80% de esos productos los puedes encontrar en tu propio país, sólo que en vez de un grabado sobre Berlín es de Barcelona.

Sin embargo, existe otra cara de todos esos souvenirs. La opción de encontrar en el propio país artículos que te fascinen, que estén bien de precio y que hagan de tu salón un batiburrillo de recuerdos de todo el mundo, aunque a algunos les pese y quieran tirarlo todo a la basura. Porque la palabra souvenir no es sinónimo a horterada (o sí), taza o llavero; es todo objeto que sirve como recuerdo de la visita a algún lugar determinado [descripción de la RAE]. Por ello, he decidido mostraros parte de mi catálogo de cachivaches, algunos de ellos sin sentido; por suerte para mi chico, muchos aún están en la casa de mis padres, en Asturias (pero pienso traérmelos en cuanto pueda).

Souvenirs

Las lámparas turcas

Las máscaras filipinas

El cangrejo cenicero

La estatua de la libertad

Cojines filipinos/puf de Argelia

Trozo de coral de Palawan (encontrado en la arena)

Cajita tailandesa, cuerno islandés y um tiki hawaiano

Carteles de Camden y Berlín

Arena de Malasia e Islas Caimán

Bolso indio, también hay fulares y diversos artículos de ropa

Los clásicos imanes

Mi preferido, mi llavero de Tioman

Juego de mesa sobre Berlín

Cuadros, en este caso de Londres

Y el más absurdo de todos…. lo reconozco: un traje de hawaiana

Periodista digital especializada en viajes

6 Comments

  1. Me encantan tus recuerdos!! Si bien no soy partidaria de comprar regalos para amigos y familia, etc. También es verdad que cuando visitas un lugar lejano apetece llevarte algo a casa, para recordar tu viaje… muchas veces me basta con fotos pero en otras ocasiones yo también siento la tentación irreprimible de llevarme algun souvenir en la mochila.

    Un saludo,
    Sonia

  2. Vestido de Hawaiana!!! jajajajajjaajaja q grande eres!!! jajajajajajajajaja

  3. La verdad que tienes una colección de souvenirs muy chulos. El Trozo de coral de Palawan encontrado en la arena está molón y a coste cero, no se puede pedir más 😀

    Saludotes!!!

  4. Sí, más barato imposible jajajaja es que en la arena los había súper chulos. Supuestamente está prohibido llevártelos, pero nadie te registra en el aeropuerto.

    Un abrazo José Carlos!

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