A qué huelen las ciudades

De algunas lo sabemos. Están aún latentes en nuestros recuerdos. Olores tan particulares como las especias, en muchas ciudades de África o Asia; el salitre, en las costeras; a hierba, en Amsterdam, e incluso a frankfur o chocolate en el centro de Europa. Aunque también hay otras en las que el olor se difumina con los tubos de escape o queda atrapado entre la nube de contaminación. Adivinanzas traídas esta tarde por el cartero, aunque con forma de paquete en cuyo interior estaban algunas muestras de The Scent of Departure, la empresa que ha encerrado los olores de más de 20 ciudades del mundo en pequeños frascos de cristal.

Intenté hacer un esfuerzo por recordar el olor de Londres antes de abrirlo, de sus calles húmedas, frías, algunas con un fuerte tufo a fritanga, o el olor del té o de sus pintas recién tiradas. Pero soy muy mala recordando, más aún detectando olores. El perfume, no obstante, es bastante intenso, como su vida; y dulce, aunque no empalaga. Junto al frasco su leyenda, momentos en el que Gérald Ghislain y Magali Sénéquier, sus creadores, encontraron su inspiración. casino 5 euro deposit

«Una vuelta por Hyde Park, un jardín creado por pasados reyes y reinas. Un estimulante ramo de hojas de pino envueltas en frutas cítricas que recuerdan al Earl Grey. Una freesia fresca vestida correctamente con pétalos de loto que bailan bajo el lago The Serpentine como un jazmín shakesperiano que revela un romance con el musgo para acabar guiñándole el ojo en el London Eye».

¿Cómo te quedas? También recibí el de París, aunque me temo que no tendré que hacer muchos esfuerzos por pensar a qué huele la ciudad de la luz. La publicidad ya se ha encargado de eso y ha hecho un gran trabajo conmigo. París huele a Dior, más concretamente a Miss Dior; a croasán (no había encontrado mejor topicazo) y a crépe. Obviamente, y por suerte, no han tenido en cuenta a todos estos ingredientes en su mezcla, aunque sí han recogido lo mejor de ellos: su dulzura. Y es que, una ciudad relacionada con el amor ya puede serlo.

«Temprano por la mañana en el jardín las Tullerias. El aire está impregnado de un aroma encantador de flores blancas y hojas verdes crujientes. Bajo un rayo de sol de la mañana, caminas en silencio bajo los tilos y disfrutas del suave olor del camino lleno de rosas. Miras hacia el Louvre con los primeros rayos, tras de ti los Campos Elíseos. Toda la magia de París».

Una magia que han querido capturar en otras muchas ciudades como Budapest, Viena, Munich, Milán, Frankfurt, Estambul, Nueva York, Dubai o Singapur, entre otras. Todas ellas reducidas a un bote de cristal envuelto en una tarjeta de embarque. Y es que, aunque cada uno lleva consigo su propio olor de la ciudad, la idea de oler a cada una de ellas no deja de ser muy romántica.

Periodista digital especializada en viajes

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