Turismo casero, una gira por nuestra ciudad

La palabra turismo parece denotar siempre consumo, gasto y viajes; sin embargo lo que a continuación proponemos es una manera fácil de hacer turismo sin gastar mucho dinero y sin movernos de nuestro lugar de residencia: el “turismo casero”, es decir, conocer a fondo nuestra propia ciudad.

Nos convertimos en excursionistas

Para comenzar, es muy importante mentalizarnos de que somos unos turistas al uso, esto implica olvidarnos de las ideas preconcebidas de los lugares que vamos a conocer. Además, como todo buen explorador, es preciso contar con una cámara de fotos para inmortalizar todo aquello que nos llame la atención, y una indumentaria y calzado cómodos; además sería bueno contar con una libreta para apuntar todos aquellos datos nuevos. No estaría de más, ya que somos turistas, contar con un plano y organizarnos más o menos con un plan de ruta, ya no tanto con horarios, que podrán ser flexibles puesto que estamos en casa, sino con zonas o lugares de interés.

 

Puede parecer extraña esta propuesta, pero no lo es tanto. Pensemos que, habitualmente, salimos por nuestra ciudad a carreras de casa al trabajo y viceversa, y nuestro ocio lo dedicamos a lo puramente español: bares y tiendas. En conclusión, todo se reduce a gastar, y recorrer más o menos los mismos lugares de lunes a domingo sin salirnos de un esquema parecido.

 

 

Hacer algo nuevo en nuestra localidad

E turismo casero es una manera económica de “consumir” nuestro tiempo libre. Podemos visitar museos (sería bueno recoger panfletos y conocer cuándo son las jornadas de puertas abiertas o de precios reducidos), las plazas más ambientadas, un parque característico, zonas desconocidas… No sólo proponemos pasear por sitios prácticamente desconocidos para nosotros, quizá con una buena compañía, escuchando música o simplemente observando lo que nos rodea. Sino conocer en profundidad los edificios institucionales, por ejemplo, el ayuntamiento o la diputación; o los históricos, para saber las labores que desempeñan en la actualidad. Por supuesto, las posibilidades se multiplican cuando se trata de ciudades grandes donde, en ocasiones, no conocemos zonas o barrios enteros de nuestra ciudad. No obstante, no hay que despreciar las pequeñas localidades, todas esconden un gran encanto digno de descubrir.

 

¿Cuántas veces nos damos cuenta de que no tenemos ni una foto en nuestra catedral o en nuestra Plaza Mayor? Con seguridad tienen más fotos nuestras visitas que nosotros. Por no hablar de cuando tenemos huéspedes y nos preguntan por éste u otro edificio y no sabemos decirles ni dónde está ni para qué sirven. Nos esforzamos en salir de casa para conocer en profundidad monumentos típicos a los que no nos hemos acercado en nuestra localidad.

Conocer nuestra propia ciudad más de cerca no sólo nos enriquece personalmente, también nos permite conocer cosas que seguro que nos sorprenderán. Y sobre todo, la próxima vez que alguien nos visite seremos unos excelentes guías turísticos. ¡Ah, sin gastar dinero ni hacer las maletas!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *