La Acrópolis de Atenas: ciudad de los dioses

El Partenón, Acrópolis de Atenas

El Partenón, Acrópolis de Atenas

A 156 metros sobre el nivel del mar, para estar más cerca del cielo, yacen las ruinas de una antigua sociedad que fue levantada en honor a los dioses, la Acrópolis de Atenas. Una comunidad en el que las mujeres eran consideradas divinas por el mero hecho de crear vida y, en donde el culto, se merecía grandes edificaciones. Un paraíso clásico en donde la mitología sigue viva en cada una de sus piedras.

La Acrópolis de Atenas, cuyo significado no es otro que ciudad alta, fue construida en una colina para defenderse de las posibles invasiones. Por aquel entonces, y hasta hace poco, su acceso era bastante complicado, ya que había que subir a pie por un empinado camino que llegaba hasta los Propileos, su gran puerta de entrada. Lástima que hoy en día ya no sea así, pues se puede llegar hasta ella en taxi o en coche.

Recorrer la Acrópolis es pasear por las ruinas de una época dorada cuyos cimientos fueron levantados, la mayoría de ellos, en la época de Pericles, en el año 450 a.C. Hoy, los andamios intentan mantener con vida lo que queda de las columnas, dinteles y pórticos, que cuentan con más de 2.500 años de antigüedad. Y, aunque todos nos hayamos quejado de tener estas estructuras metálicas presentes en nuestras imágenes de la Acrópolis, lo cierto es que sin ellos estas edificaciones divinas se vendrían abajo.

Pero, para poder comprender mejor estas edificaciones, primero hay que hacer un repaso a la mitología griega, ya que cada edificio es un homenaje a los dioses que se veneraban en la época clásica. Según la leyenda, Poseidón y Atenea se enfrentaron por hacerse con la Acrópolis. El dios del mar clavó su tridente en una roca e hizo que empezase a salir agua salada que ofreció al pueblo junto con cuatro caballos. Atenea, en cambio, plantó un olivo como símbolo de paz y sabiduría. El pueblo se decantó por Atenea otorgándole el título de guardiana de la «polis» que, a partir de entonces, pasaría a llamarse Atenas y rindiéndole culto en cada una de las edificaciones que formarían parte de la Acrópolis.

Acrópolis de Atenas
Mapa de la Acrópolis de Atenas

El Partenón

El templo de la diosa Atenea o el Partenón es el más popular de la mitología griega, ya que sus dimensiones y la perfección con la que fue construido no han dejado indiferente a nadie a lo largo de los siglos. Este templo, cuyo nombre significa «apartamento de la virgen», se puede ver desde cualquier punto de la ciudad. El Partenón fue considerado como el paraíso, ya que permitía la entrada del sol por todos sus costados y éste iluminaba todo su interior.

Además de rendirle culto en sus interiores, como homenaje a la guardiana de la ciudad, Atenea, Fidias le construyó una gran estatua de oro y marfil que ocupaba el centro del templo. Ésta fue considerada como una de las maravillas del mundo antiguo hasta que desapareció cuando la trasladaron a Constantinopla (en el 426).

Hoy en día, el Partenón es uno de los edificios más afectados. Sin embargo, todavía se mantienen en pie las ocho columnas dóricas de mármol, tanto en la fachada como en su parte trasera, así como las otras 16 que componen sus laterales. De su friso, en cambio, sólo se conservan 19 metopas (algunas de ellas en el museo británico) de las 92 que fueron esculpidas originariamente y cuyos motivos tenían que ver con la Guerra de Troya.

El Erecteión

Cariátides, Acrópolis de Atenas

Otros templos que le rinden culto son el Erecteión y el Atenea Niké. El primero de ellos, el Erecteión, es el segundo más grande de toda la Acrópolis y, desde mi punto de vista, el más impresionante. Se le conoce por la Tribuna de las Cariátides, seis columnas con forma de mujer que homenajean a las mujeres de la urbe que fueron condenadas a la esclavitud de los persas durante las Guerras Médicas. Asimismo, el nombre de cariátide se refiere a los habitantes de la ciudad de Caria, que eran aliados de los persas, por lo que tenían el poder sobre esas mujeres. Hoy en día, las cariátides que sujetan el pórtido del Erecteión son réplicas de las originales, que se encuentran en el museo de la Acrópolis y, como no, una de ellas fue trasladada al British Museum.

Precisamente aquí, en el Erecteión, también se encuentra la piedra que supuestamente Poseidón golpeó con su tridente. Por ello, este edificio cuenta también con una sala en la que se homenaje al dios del mar, aunque éste comparte espacio con Erecteo (en la actualidad, la entrada a los interiores de los templos está prohibida, por lo que sólo se pueden visitar sus exteriores).

Templo de Atenea Niké

Templo de Atenea Niké
Templo de Atenea Niké

Por otra parte, el Templo de Atenea Niké es más pequeño que el Erecteión, aunque no por ello carece de menos importancia. Este monumento está situado a la entrada de la Acrópolis, al sur de los Propileos. También fue construido para homenajear a Atenea Niké, cuyo significado es «la victoriosa», aunque ésta también adquirió el nombre de Niké Aptera (victoriosa sin alas) ya que el objetivo era que no pudiera salir de la Acrópolis, a pesar de estar tan cerca de la gran entrada que hoy en día también está en reconstrucción. Su vestíbulo cuenta con unas dimensiones de 24×18 metros.

Santuario de Artemisa Brauronia

Pero la mitología también está presente en otros templos de la Acrópolis como, por ejemplo, en el Santuario de Artemisa Brauronia. Este edificio, también situado a la entrada, fue construido en honor a la osa de Artemisa, que murió en manos de los habitantes de Braurón. La diosa de la caza ordenó su construcción y exigió que siete niñas estuvieran allí a su servicio. En este templo, había diversas estatuas que también hacían referencia a la Guerra de Troya, como un caballo de bronce.

Teatro de Dionisio

Teatro de Dionisio
Teatro de Dionisio

Existen otras edificaciones como el Odeón de Herodes Ático o el antiguo Teatro de Dionisio, una de las creaciones arquitectónicas más importantes dentro de esta pequeña urbe y que fue considerado como el mayor teatro griego en la época clásica. A pesar de estar en ruinas, sigue siendo impresionante, por lo que es una de las paradas obligatorias para aquel que decide subir hasta la Acrópolis de Atenas.

Templo de Zeus Olímpico

Templo de Zeus
Templo de Zeus

Desde lo alto, no sólo se puede divisar toda la ciudad, sino que a lo lejos podremos ver el Templo de Zeus Olímpico, el más grande de Grecia durante la época helenística y romana. Éste está a 30 minutos a pie desde la Ágora, apartado de las demás ruinas griegas. El templo tuvo distintas fases de construcción, pues aunque las obras comenzaron en el siglo VI a.C, no fueron terminadas hasta el siglo II con el emperador Adriano. Como está apartado, es el monumento menos visitado por los turistas, aunque por lo que significó en su día, merece la pena acercarse hasta él.

Entrada y transporte para subir hasta la Acrópolis de Atenas

La entrada a la Acrópolis cuesta unos 12 euros, aunque incluye también el acceso a las dos Ágoras, el Templo de Zeus, Teatro de Dionisio, la Bibilioteca de Adriano y Keramicos. Justo debajo de la Acrópolis se encuentran los barrios de Plaka y Monastiraki, muy bonitos en comparación con el resto de la ciudad. Aquí, el placer está en perderse por sus callejuelas, comer en alguno de estos restaurantes o comprar recuerdos en cualquiera de las tiendas que invaden sus calles.

Para llegar aquí, hay metro hasta Monastiraki que te trae directo desde el Pireo, el puerto de Atenas. Asimismo, también hay buses turísticos que recorren la ciudad y llegan hasta los pies del Monte Filopapus, desde donde hay unas increíbles vistas de la Acrópolis.

En cuanto sus horarios, de abril a octubre la Acrópolis abre de 8,00h a 19,00h todos los días, y de noviembre a marzo de 8,00h a 15,00h cada día.

Fuentes: Diario de un turista.

Periodista digital especializada en viajes

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