Fleet Street, el anhelo de cualquier periodista

Fleet Street, London

Sólo nosotros podemos seguir oyendo el sonido de las teclas de una máquina de escribir. ¿Estamos locos, señor?

Fleet Street, London

Hay ciudades que ocupan un lugar muy importante en nuestras vidas. Bien por la gente que aún las habita, o por todos aquellos recuerdos que dejaste en tu partida y que, al regresar, siguen ahí como si aquel capítulo nunca hubiera terminado. Para mi esa es Londres. Y ya pueden pasar años, siete concretamente, que todavía no he logrado deshacerme de ese cosquilleo en el estómago cada vez que recorro sus calles; nerviosa por si se me hubiera olvidado el camino, o por si algo hubiera cambiado.

Pero no es la ciudad la que cambia, sino uno mismo. Y allí, siete años después, todo seguía igual. Así que busqué aquella canción que en mi cabeza me hace volver a Londres cada vez que la escucho, y me dejé llevar. Así es como acabé, dando algún que otro rodeo, en Fleet Street.

“Hubo un tiempo en el que toda esta calle estaba tomada por periodistas. Te hubiera encantado verlo”. Dave, se llamaba Dave, fue un profesor inglés ya jubilado que respondió a mi mensaje para realizar intercambios de inglés- español en Londres aquel 2007. El señor, una persona bastante solitaria, me adoptó como si fuera su nieta. Algunos domingos salíamos a pasear por Londres en busca de historias. Me faltaron tantas por escuchar.

Él fue quien me descubrió la única calle de Londres que podría recorrer más de ocho veces seguidas sin cansarme. “¿Ves aquel callejón de allí? Se llama White Hart Inn, desde allí salió el primer periódico de Londres, el Daily Courant (1702)”. Una cabecera que comenzó siendo la traducción de algunas noticias de periódicos extranjeros como la Gaceta de París, el Amsterdam o Harlem Courant, entre otros.  Hoy, una placa en el suelo recuerda aquella historia, igual que las letras grabadas en el edificio del número 186, conocido popularmente por ser donde estaba la barbería del sangriento Sweeney Todd.

Fleet Street, Daily Courier

“Las imprentas se establecieron en esta calle en 1500, luego llegaron las redacciones y la calle se llenó de periodistas que se reunían en aquel bar de allí. Algunos de ellos no permitían la entrada a las mujeres”. Esas tabernas, como el Cheshire Cheese Pub, que presumen haber tenido a Charles Dickens entre su clientela habitual, se convirtió en el lugar de reunión de la élite literaria. En Fleet Street las teclas no paraban de sonar, mientras las redacciones se llenaban de humo y apestaban a alcohol. Y lo visualizamos como si se tratase de El cuarto poder, Primera plana o Ciudadano Kane, entre otras muchas obras maestras culpables de habernos metido en la universidad de comunicación, como si fuéramos a palpar algo de aquella época.

Y es que hubo un tiempo en el que Fleet Street era la sede de la actualidad británica. Su lugar estratégico entre La City, el barrio financiero situado al final de su calle; la iglesia de Sant Paul´s, en la parte de arriba; y las Cortes de Justicia, justo al comienzo (donde el Griffin recuerda el Temple Bar), hizo que fuera tomada por cabeceras como The Sun, Sunday Post, The Times, News of the World, Daily Express o el Sheffield Daily Telegraph, entre otros muchos. De sus callejones también salieron el Diccionario de la lengua inglesa, por el Dr. Johnson; o la Sans-Serif, por William Caslon.

“Ven, déjame enseñarte otro lugar muy especial para el periodismo británico: Saint Bride’s. Esta es la catedral de los periodistas. Si te fijas, verás que está elevada del suelo, aquí abajo hay enterrados algunos corresponsales asesinados durante la guerra”. Dave ya no estaba, pero sus explicaciones, todas aquellas historias, volvieron a acompañarme aquella mañana. En los interiores de la iglesia están grabados varios nombres y fechas que recuerdan a los reporteros caídos en Irak, las misas mencionan a los valientes que se han ido a informar desde Siria; y su altar, donde tantos periodistas han contraído matrimonio, rinde homenaje a los rehenes en Oriente Próximo en los años 80. Un templo de culto hacia nuestra profesión, posiblemente único en el mundo.

Pero por Fleet Street ya no se ven periodistas. Rupert Murdoch inició la salida de las principales cabeceras hacía el este en el 86, y las redacciones comenzaron a estar vacías. Los últimos en irse, Reuters en 2005, se llevaron consigo las últimas letras de Fleet Street. Apenas una asociación situada en un pequeño edificio del final de la calle, camuflado entre bancos y cafés, recuerdan que hubo un día en el que aquella calle era de los periodistas.

Estas son las placas que os podéis encontrar a lo largo de la acerca de las Cortes de justicia. Buscad bien bajo los pies de los ejecutivos.

P.D. De Dave no he vuelto a saber nada. Hace unos años que sus mails llenos de historias cesaron pero, cada vez que paseo por Fleet Street, Blackfriars o el este de Londres, el recuerdo de este abuelito británico siempre me acompaña.

Periodista digital especializada en viajes

7 Comments

  1. Desconocía esta historia… La del abuelito también.
    Me ha parecido muy bonita.

  2. Ya, hay muchas historias de Londres que desconoces, si lo hubiera hecho me habrías repetido otras mil veces lo de «no se habla con desconocidos», mientras yo iba quedando con ellos XD Y tu me hubieras venido a buscar. Pues era muy majo. Él me enseñó mucho de Londres. ¡Gracias!

  3. Qué chula la historia. Sabía que allí antes había algún periódico, pero no tenía ni idea de que fueran todo prensa. He pasado por allí, precisamente por la peli, pero no me fijé en las placas. Ahora ya se donde volver cuando vaya a Londres.

    Un saludo

  4. Hola que blog encantador el tuyo. Genial! Te hago una pregunta, vos sabias que en Inglaterra se encuentra la escuela de estudios culturales de Birmingham durante el proceso de evolución de la comunicacion y a contraposición de la Escuela de Palo Alto. Sera que Fleet Street vio esa impronta en algún momento?

  5. Laura, has conseguido que tenga ganas de volver a Londres. De hecho es una ciudad que conozco bien poco a pesar de haberla pisado más veces que cualquier otra ciudad en la que no haya vivido…

    Algún día seguiré tus pasos por Fleet Street y me acordaré de porqué elegí estudiar periodismo.

    Un abrazo,
    Sonia.

  6. Hola Julio,

    Pues no tenía ni idea. Veo que todavía tengo mucho que aprender de Londres 🙂 Gracias por la info. Qué bueno, Sonia, me alegro. Lo que tiene Londres es que siempre te sorprende, por muchas veces que la pises jajaja ¡Gracias por tu comentario!

    Un besazo!

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