Kajamor Lodge, un hotel para españoles en Gambia

Kajamor Lodge

Kajamor Lodge

Antes de empezar con la ruta por Gambia y el sur de Senegal, me gustaría hacer una pausa en el camino para hablaros de uno de los grandes descubrimientos de nuestro viaje: el Kajamor lodge. Por el titular entiendo que puede dar hasta pereza: ir a Gambia para mezclarte con españoles. Nada más lejos de la realidad, los tiros no van por ahí pero, ya que la Lonely Planet de Gambia &Senegal está algo desactualizada (si no me equivoco la última edición es del 2010) y el hotel lleva abierto desde abril de este mismo año, me gustaría ayudar a mis amigos Joachim y Agustín a dar a conocer el que fue, sin duda, el mejor hotel de nuestro viaje.

Cuando se planea la ruta por Gambia, basándome en la experiencia propia e información encontrada en los foros, inexplicablemente uno siempre tira hacia Kololi o Senegambia para disfrutar de unos días de la costa Atlántica. Tal y como la describen en las guías, las playas de esta zona no sólo no son ninguna maravilla, sino que Senegambia es lo más horripilante que puedes encontrar en el país: una especie de Lloret de Mar a lo africano. Grandes resorts a cada cual más hortera, pizzerías, restaurantes occidentales y alguna que otra luz de neón (esto último se ha clavado con saña en mi memoria). En nuestro caso, allí sólo paramos una noche en busca del WiFi gratuito, nuestro presupuesto no nos daba ni para pernoctar (por primera vez, ser pobre resultó ser una ventaja), aunque fue suficiente para ver unos cuantos bumsters (buenorros de compañía) y para saber que allí no volveríamos nunca.

Kajamor Lodge

Y así fue. A la vuelta de Georgetown (interior de Gambia), antes de bajar a Senegal, decidimos buscar otra parte de la costa fuera de la zona de resorts, que ofreciera playas desiertas como nos las habían descrito y donde huir del turismo de señora busca joven de color (aunque la oferta fuera tentadora). Así fue como, en la oscuridad propia de África, acabamos frente a un hostel cerrado, a pie de playa y con un taxista con pinta de bacaleta a nuestro lado (no era el primero de ellos, al estar en temporada baja prácticamente no había turistas, por lo que muchos aprovechaban para cerrar). Mientras discutíamos las distintas posibilidades, intentando evitar la opción Senegambia con todo nuestro empeño, un niño de unos 13 años se nos plantó justo delante y, después de presentarse y del oportuno ritual de estrechar la mano, con un español más que entendible, nos preguntó: ¿Buscáis el hotel de los españoles? – ¿Qué españoles? – Donde van todos los mochileros como vosotros. Es de Joachim, un chico de aquí que es guía. Yo de mayor quiero ser guía como él.

Y ahora, si me lo permitís, voy a hacer el comentario posiblemente más exagerado de mi vida. En aquel momento deseé ser rica para poder apadrinar a aquel niño, pagarle los estudios y convertirlo en el mejor guía de Gambia. Gracias a él, los días siguientes fueron algunos de los días más mágicos del viaje, aunque mi compañero se ría cada vez que lo recuerdo con los ojos empañados.

Kajamor Lodge

Casualmente, días antes ya habíamos estado hablando con Joachim (el guía que nos acompañó a Bitang Bolong) de su hostel. Así que aceptamos (también eran las 23:30 de la noche, no quedaban muchas opciones). Tras explicarnos que el camino más corto y accesible era por la propia playa, los cuatro (taxista incluido) pusimos rumbo hacia la nada, descalzos y con la única luz que la de la pantalla del móvil. Unos metros más adelante comenzamos a divisar vida en la lejanía y, pocos minutos después, oímos: “pero, ¿que hacéis aquí?”, acompañado de un efusivo abrazo que sólo los viajeros que se reencuentran  lo entienden. Era Merche, una madrileña a la que habíamos conocido una noche antes en el centro de Gambia y que, junto a Julia, habían terminado allí por casualidad, igual que nosotros. ¡Quería llorar de alegría! (los hostels vacíos son un auténtico coñazo y llevábamos la gran parte de viaje completamente solos)

Kajamor Lodge

A esas horas intempestivas, y viendo el ritmo de trabajo de los africanos, que la cena hay que pedirla casi a la vez que el desayuno, no contábamos con que hubiera nada al que pegarle un bocado. Nos equivocábamos, en Kajamor lodge era como estar en casa (literal, sólo éramos cuatro inquilinos. A excepción del último día, que volvimos a quedarnos solos). Buba, el camarero, enseguida nos sacó lo que les había sobrado de la cena (arroz blanco, novedad) aunque, sin apenas haber comido nada en todo el día, nos resultó delicioso. Su comedor estaba justo a pie de playa, igual que las habitaciones, todas ellas con baño propio y con ¡agua caliente! (todo un lujo en África). Dormitorios con luz durante la noche, ventiladores y enchufes españoles donde cargar todos nuestros dispositivos muertos desde hacía ya días. Un pequeño paraíso a pie de playa donde los únicos paseantes eran las vacas; el agua del Atlántico estaba como la del Caribe; las langostas y cangrejos las pescaban en el momento y donde los chicos del lodge son excepcionales. Allí, de una noche pasamos a cuatro. Aunque nos hubiéramos quedado toda la vida.

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las mejores puestas de sol de Gambia las vimos desde aquí

El hotel fue levantado por los propios trabajadores, quienes dirigidos por la ilusión de Joachim y del apoyo económico de una pareja española, lo hicieron realidad. Gracias a ellos, Kajamor Lodge da trabajo a jóvenes de Sanyang que, desde su inauguración, se esfuerzan por aprender español (en este momento sólo Agustin y Joachim lo hablan), ya que quieren centrarse en los clientes de nuestro país. Asimismo, el hostel ofrece la posibilidad de realizar excursiones a medida tanto por Gambia como por Senegal.  Puedes verlo en la propia página de Joachim, Excursiones Diatta Gambia. Lo mejor de todo, además del personal, es que en los alrededores del hotel no hay nada, por lo que es el lugar ideal donde desconectar y tomarse un descanso (eso si el washapp lo permite, ya que también tiene WiFi).

 

Más imágenes del Kajamor Lodge:

 

Periodista digital especializada en viajes

No Comments

  1. Que recuerdos…. si hasta salimos en la foto jajaja. La verdad es que no puedo dejar de pensar en Gambia y lo que allí he vivido y las personas que he conocido…. Un besazo muy grande

  2. Hola Julia! Qué alegría ver tu mensaje 😀 ¡Aún tengo que contestarle a Merche su mail! Soy un desastre jejeje Qué recuerdos y qué pedazo de viaje, qué bien se estaba en la playita del Kajamor, ¿verdad? Me alegro mucho de haber coincidido con vosotras. Sois un amor!! Un besazo y espero que vaya todo muy bien por Madrid

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