Mónaco, lujo en la Costa Azul

Ópera de Monte Carlo, Mónaco

Ópera de Monte Carlo, Mónaco

43° 44′ 0″ N, 7° 24′ 0″

El Principado de Mónaco se deja caer desde la autopista de la Costa Azul hasta el mar Mediterráneo, en donde se encuentran los yates más lujosos de Europa. Esta ciudad-estado es la segunda más pequeña del continente europeo (dos kilómetros cuadrados) y sólo es superada por el Vaticano. Por ello, no es de extrañar que sea la más poblada, a pesar de que vivir allí no es fácil, ya que es necesario tener unos escandalosos ingresos para adaptarse a su elevado nivel de vida. Mónaco es lujo, es clase, aunque si miramos la ciudad desde su puerto de la Condamine, lo cierto es que nos encontramos con un hormiguero de edificios, unos encima de otros, que nos hace preguntarnos por qué es tan especial.

Estéticamente está claro que no lo es, ya que el lujo no se refleja en sus edificaciones, al menos en el nuevo Mónaco. Las calles del centro son estrechas y los bloques de viviendas, que sorprenden por su altura, están pegados unos a otros. A veces, quitándose visibilidad. En cierta manera, está composición de la ciudad me recuerda a Cudillero, ya que todas las casas están en torno al puerto. La diferencia, además de que tiene más glamour, es que se pasaron un poco con la altura de los edificios, que en este caso recuerdan más a Benidorm. Si no estuviéramos hablando de Mónaco, quizá la ciudad no nos atrajese demasiado. Sin embargo, el lujo de esta ciudad queda reflejado en los carísimos y exclusivos coches, los enormes yates o catamaranes atracados en su puerto, las boutiques abiertas en las calles, o la calidad de vida que llevan los monegascos. La alta sociedad europea se deja caer por esta ciudad desde 1863, cuando Carlos III de Mónaco abrió el primer casino y en 1866 el centro Monte Carlo, la zona más lujosa del Principado.

Curva Fórmula 1 Grand Prix de Monte Carlo

Hoy en día, el casino es uno de los principales puntos de interés turísticos de la ciudad, aunque la primera parada de los turistas está justo antes de llegar, en la carretera por la que se sube hasta el casino. Aquí se encuentra la famosa curva cerrada del circuito de la Fórmula 1 en donde las ruedas de los coches permanecen grabadas sobre el asfalto. La segunda parada se encuentra en el aparacamiento de la entrada, en donde abundan los Ferraris, Lamborghinis, Rolls Royce, y muchas otras marcas exclusivas que, a esta humilde escritora, se le escapan de sus excasos conocimientos automovilísticos. La entrada al casino es gratuita sólo para la primera sala, donde se encuentran las máquinas tragaperras y algunas de póker. Sin embargo, para acceder a las mesas de juego habrá que pagar 10 euros, únicamente por entrar. El guarda ropa, en donde nos obligan a dejar las cámaras de fotos, es gratuito.

Además del casino, en Monte Carlo también hay calles repletas de tiendas exclusivas, el Auditorio de la ciudad, un centro de ocio cuyas vistas dan directamente al mar, y hasta un jardín japonés cuya entrada es gratuita. En este último, podremos visitar una casa de contrucción típica japonesa, dar un paseo por sus puentes o fotografiar su mini cascada. Para acceder a Monte Carlo desde el centro de Mónaco sólo tendremos que seguir el paseo del puerto. Al final de éste nos encontraremos con el famoso túnel, también visto en la Fórmula 1. Lo que más llama la atención de Mónaco es que, incluso el túnel, está perfectamente cuidado. Dispone de una acera por donde podremos ir caminando y, en uno de sus lados hay hasta tiendas de souvenirs y la entrada al Auditorio de Rainiero III.

Puerto de la Condomine, Mónaco
Puerto de la Condomine

Sin embargo, la parte con más encanto de la ciudad, indudablemente, se encuentra donde nació la ciudad, en La Roca. Aquí es donde se encuentra el Palacio de los Grimaldi, única vivienda de la realeza monegasca desde su llegada al trono (en el 1200). Hoy en día, el casco antiguo permanece cuidadosamente conservado. Además del palacio, también podremos acercarnos a visitar la Catedral, o las tumbas en donde están enterrados los príncipes Rainiero y Grace Kelly, además de otros miembros de la familia Grimaldi.

Para acceder a esta zona se puede ir en coche, por la carretera que va por encima de la ciudad, o subir a pie directamente desde el puerto. El Principado de Mónaco, gobernado hoy en día por Alberto II como monarca y jefe de Estado, está considerado como uno de los países más seguros de Europa, pues hace más de 40 años que no se comete ningún delito entre las fronteras monegascas.

Como ciudad costera, Mónaco también cuenta con una pequeña playa situada a las afueras, exactamente en Monte Carlo. La playa de Larvotto es artificial, aunque al contrario de otras playas de la Costa Azul, ésta es de arena, algo que nuestros pies agradecerán enormemente.

Cómo ir de Mónaco a Niza

El aeropuerto más próximo es el de Niza, que se encuentra a unos 37 kilómetros. En el caso de que vayas en coche, deberás coger la N7. También puedes optar por el transporte público, pues desde Niza hay trenes y autobuses que tardan unos 40 minutos.

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Periodista digital especializada en viajes

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