Túnez: el desierto de Tozeur, aquí se cayó el Principito

Desierto de Tozeur, Túnez

Y George Lucas
Oasis de Chebika, Túnez

Decían los Zombies que nos buscarían “en Groenlandia, en Perú, en el Tibet, en Japón, en la isla de Pascua {…} en las selvas de borneo, en los cráteres de Marte, en los anillos de Saturno”. Como te estuvieras escapando de verdad vaya miedo. Y, mientras mi cabeza iba tarareando la canción, allí, perdida en la inmensidad de la nada, lo tuve claro: no, yo lo que quiero es que me encuentren en el Sáhara tunecino, igual que hicieron con El Principito. Sí, últimamente me ha dado por ahí.

– “¿En qué planeta he caído?”
– “En la Tierra, en África
– “Ah, ¿no hay, pues, nadie en la Tierra?”
– “Aquí es el desierto. En los desiertos no hay nadie”.
(Fragmento de El Principito)

Y se equivocaban. Allí estaban ellos, hacinados en pequeños grupos sobre los arbustos que salpicaban el desierto de Tozeur. Sin inmutarse, en libertad. Sin un sillín que les condenase a tener una cola de turistas esperando a montarlos. Porque si vienes a buscarme, has de saber que este blog y su autora estamos en contra de la explotación animal.

Desierto de Tozeur, Túnez

Que lo hagan sin brújula, y en un 4×4; aunque con mejor suerte que la de Exupéry, claro. Que en vez de rodear las dunas o montañas, las salten. Que griten, rían, que disfruten ese cosquilleo de montaña rusa de arena y espejismos que sólo el desierto sabe ofrecer: “¡Mira! Agua”, “No, es un espejismo”,”¡Mira! Un espejismo!”, “No, es agua”- el chófer se reía.

Y es que “lo que embellece al desierto es que esconde un pozo en cualquier parte”. Y en el desierto de Tozeur, al sur de Túnez, el pozo va desde un lago salado, Chott El Djerid; hasta el oasis de Chebika. A mí búscame en este último, tras pasar el bosque de palmeras, y antes de llegar a la cascada. En aquel lago, verde y cristalino.

Oasis de Chebika, Túnez

Oasis de Chebika, Túnez
Esto es un muflón

Chebika lo encontrarás cerca de la frontera de Túnez con Argelia. Entre cañones naturales que difieren mucho de la imagen que todos tenemos de los oasis del desierto. Desde el muflón (ese animal que parece una cabra pero que no, es un muflón. Ya, yo tampoco sabía de su existencia) las vistas son impresionantes: un desfiladero cubierto de palmeras donde el agua sorprende al viajero haciéndole incluso olvidar que estaba en un desierto. ¿Sería otro espejismo? No, es real. De hecho, estos lagos sirven como sistemas de riego para cultivos.

Oasis de Chebika, Túnez

Y, justo en la parte superior del mismo está el antiguo pueblo de Chebika, actualmente en ruinas. Hubo un tiempo que fue habitado por bereberes. Todavía se puede ver a alguno de ellos paseando por el oasis.

Estos cañones tan característicos del sur de Túnez se repiten en varias partes de Tozeur. Y a su entrada: las rosas del desierto (yeso, agua y arena), esas que nuestro pequeño príncipe rechazó tan déspota y que, en cambio, inspiraron otras historias de amor: como El paciente inglés, cuyos creadores escogieron el desfiladero de Midès para rociarlo de azúcar y teñirlo de rosa. Ellos también pensaron buscarse en el sur de Túnez: “He hecho un viaje muy extraño para encontrarte”. Y lo hicieron. Y, aunque estamos de acuerdo que no existe en el mundo pastelada igual, entendemos que allí el amor se intensifique. Y sino, mirad.

cañón de Midès, Túnez

Eso mismo debió de sentir George Lucas, quién se inspiró en Midès para recrear el Cañón del mendigo. Igual que lo hizo junto con Spielberg con Indiana Jones y su arca perdida. Si los Zombies hubieran buscado un poco más, y mejor, hasta se hubieran llevado una sorpresa. Aunque sin duda, George Lucas se quedó en Tatooine. En un planeta cinematográfico donde los jedis son una réplica de los tradicionales tunecinos (¿Qué fue antes, la túnica del tunecino o del jedi?). Y con esta misma capa es como nos los encontraremos en Tozeur ciudad, buscando su orden y maestro.

tatooine, Túnez
Equipo del viaje por el sur de Túnez: Nedra, Sara (Mindful Travel), yo, Juli (Un mundo de experiencias) y Miguel (Viaje al atardecer).

Y entre tanto cine, volvemos a la literatura: el zorro que se arrepintió de ser domesticado. Pobre, los mayores no entienden nada. Éste es utilizado como una atracción turística más. Y, aunque todos nosotros nos moriríamos de ganas por abrazarlo muy fuerte, por favor no lo hagáis. Cuando nos hacemos una foto con un animal salvaje que está “domesticado” estamos apoyando el maltrato animal. Un zorro del desierto ha nacido para vivir en libertad, sino ataca es porque desde pequeños han sido separados de sus madres, les han torturado y les han arrancado las garras y los colmillos. No apoyemos este tipo de atrocidades.

Tatooine, Túnez

Y es que, si algún día tuviera que perderme y quisiera que me encontrases, no te vayas a Groenlandia, que hace mucho frío. Búscame en el desierto de Tezeour, al sur de Túnez, entre palmeras y oasis.

Periodista digital especializada en viajes

4 Comments

  1. Me ha encantado la entrada, es uno de esos sitios al que siempre me ha apetecido ir pero me temo que no lo voy a hacer. Habría en juego un divorcio y prefiero tener que verlo en fotos 😉
    Bonitas fotos, sobre todo la del oasis con el corazón de bienvenida me ha encantado. Un saludo y felices fiestas.

  2. Muchas gracias, Carmen, por tus palabras. Me alegra que te haya gustado. El lugar es impresionante, ojalá puedas visitarlo algún día sin divorcio de por medio 🙂 El oasis es increíble, allí en medio de la nada.

    ¡Un besazo y felices fiestas!

  3. ¡Qué gordos están los camellos! Así da gusto verlos, hacerles fotos etc. Aquí tienes otra en contra de la explotación animal que nunca los monta en sitios turísticos!!!

  4. jajajajaa sí, se cuidan bien. Eso es porque están en su hábitat, contentos y sin que nadie los agote XD Así me gusta chicos! Gracias por vuestro comentario!

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