Nueva York, impresiones

Nueva York

Nueva York

Existen pocas ciudades que, sin antes haber estado en ellas, a todos nos resulten familiares. Nueva York es una de ellas. Son tantas las películas y series grabadas en esta ciudad que cuando uno pone los pies en Manhattan tiene la sensación de haber estado allí antes. A pesar de ello, en ningún momento deja de sorprendernos, por lo que es fácil contracturarnos el cuello quedando ensimismados mirando hacía el cielo con la boca abierta. Es comprensible si no estás acostumbrado a vivir entre rascacielos. Sólo plantándote enfrente de uno de ellos (cualquiera valdría para hacerse una idea) uno puede entender la magnitud de atentado del 11-S, pues en mi caso la imaginación no lograba alcanzar tanta altura.

Los restos de sus orígenes como Nueva Amsterdam quedan aún latentes en su bandera, que permanece intacta desde que los colonos holandeses llegaron al sureste de Manhattan. Actualmente es una de las más conocidas a nivel mundial y, seguramente, de las pocas que nos suene de Estados Unidos. Sin embargo, tampoco es ésta la que más abunda por toda la ciudad, que está coloreada de rojo, azul y blanco, como el resto del país. Quizá, si nos introdujéramos más en su historia podríamos llegar a entender por qué, tras haber superado su mayor época de decadencia (en los 80 y 90 a causa del crack), Nueva York parece no haberse renovado. Seguro que los amantes de la Gran Manzana están deseando saltar a mi yugular, pero no podéis negarme que para ser considerada como la capital del mundo, la ciudad está sucia y dejada. Este segundo aspecto es quizá la característica que más definiría al metro de Nueva York, seguido de anticuado e infernal. Bien es cierto que cubre gran parte de la ciudad y que está funcionamiento las 24 horas pero, creo que el hecho de que no haya aire acondicionado, indicadores de cada cuánto pasa el metro, que esté sucio y que suene a trasto viejo no justifican los 2 dólares con veinte que vale el billete. Pero ya entraremos a profundizar en él más adelante (en otro post, quizá).

Desde luego, en transporte la estrella es el taxi, tan característico. Cabe decir que, la verdad, no es nada caro. Desde el aeropuerto al centro de la isla la tarifa es plana: 45 dólares (más tips y cargo por maleta); mientras que por el centro de la ciudad, si es tarde que hay menos tráfico, tampoco tienen tarifas excesivas. Aunque no hay duda que la mejor manera para conocer un lugar es recorrérselo andando. Dicen que los neoyorkinos caminan una media de 25 kilómetros al día, no es de extrañar, se va mejor andando que en transporte público. Es curioso que en cada manzana uno tiene cuanto necesita: café, hamburgueserías, carritos con hot dogs, centros comerciales, etc. Vamos, lo básico para pasar el día de cualquier neoyorkino.

En Nueva York está prohibido fumar en cualquier sitio cerrado y abierto. No sólo se limita a los bares o restaurantes, sino que también está prohibido en las terrazas, los parques y las playas del Estado. Normalmente no hay carteles que lo especifiquen, pero las multas son muy severas. En los edificios los propietarios deciden si todo el bloque es de fumadores o no. De elegir la segunda opción, tampoco se puede fumar en los apartamentos.

Estatua de la Libertad
Quizá éste sea uno de los mejores momentos para visitar la ciudad, ya que el dólar cada vez está más bajo. Aún así, no os dejéis engañar, es caro. Puede que el precio de las comidas no sea excesivo, unos 15 dólares de media, aunque hay que sumarle siempre un 10 o 15% de propina. A veces ya viene directamente incluido en el precio, otras, en cambio, deberás calcularlo tu mismo. Muchos viajan hasta allí convencidos en traer la maleta llena, pero muchas firmas mantienen sus precios equitativos a Europa. A pesar de ello, es inevitable mirar hacia Wall Street con cierto recelo, aunque desde los atentados del 11S, el edificio de la bolsa está cerrado al público. Sin embargo, Wall Street sigue siendo una de las calles con más afluencia de turistas; y eso que los edificios de la zona no son de llamar la atención.

Aunque cuando se habla de Nueva York parece que únicamente existe Manhattan, ya que es desde el sur de la isla donde se creó la ciudad, lo cierto es que sus barrios no son menos importantes. Esto lo quiero resaltar, ya que uno de los lugares que más fascino del viaje fue precisamente el Bronx, donde la mayoría de la gente con la que nos encontramos nos invitaban a unirnos a su partido de basket. Los prejuicios y prototipos hay que dejarlos siempre en casa y echarlos una vez que se haya regresado. Puede que el South Bronx de miedo, tampoco he podido ni querido comprobarlo, pero si tienes dudas de acercarte allí durante el día, te aconsejo que lo hagas.

Indudablemente, lo que realmente resalta de la ciudad son precisamente los picos de la isla: el Chrysler, mi favorito; el Rockefeller, en donde es más que recomendable subir al Top of the Rock; o el Empire, que no pasa desapercibido ni en la oscuridad. Brooklyn es una buena zona para cenar, ya que la comida es buena, variada y mucho más económica. Imprescindible cruzar hasta allí por su famoso puente y dejar caer el sol desde el otro lado, en el Brooklyn Bridge Park. Aunque si hablamos de luces no podremos saltarnos un paseo al anochecer por Times Square. Incluso desde lo lejos puedes adivinar donde se encuentra sólo con mirar el contraste de una parte y la otra del cielo que cubre la ciudad.

Puente de Brooklyn

Otros barrios de Nueva York, que han ocupado un lugar en la historia, incluso en la internacional, como es el caso de Little Italy, han sufrido un importante cambio en las últimas décadas. Si esta parte era reconocida por haber sido el lugar de residencia de grandes capos de la Mafia, como la familia Colombo, hoy en día en su mayor parte ha sido comido por NoLIta (abreviación de North Little Italy) y Chinatown, cuya extensión es increíble. Al parecer es donde más chinos hay viviendo, fuera de Asia, claro.

Me gustó porque el ritmo de vida no es tan acelerado como en otros países europeos, claro que viendo las dimensiones de muchos de sus habitantes también es comprensible que no se puedan mover a gran velocidad. También he de admitir que, dado que es una ciudad de inmigrantes, el índice de obesidad no es tan grande como el que podemos encontrarnos en otros estados (aún tengo el recuerdo de los obesos vigilantes de la playa de Santa Mónica Pier, nada que ver con lo que nos mostraba la tele). Si tuviera que quedarme sólo con una parte de Nueva York, sin duda sería Greenwich Village: un lugar tranquilo para vivir pero con una gran oferta de restaurantes y mucho ambiente nocturno. ¿Lo peor? El metro, la comida y las colas.

Lectura

Si tienes pensado ir próximamente, o quieres conocer curiosidades de la ciudad, entonces te recomiendo que te hagas con el libro de Enric González (ya tardaba en nombrarlo) Historias de Nueva York.

Periodista digital especializada en viajes

11 Comments

  1. Graciasss! Aiss la foto… ¿sabes que se me rompió la cámara antes de llegar a NY? es de las pocas que no han salido desenfocadas 🙁 Un besoo

  2. Hola Laura!

    Interesantes las reflexiones de Nueva York… yo voy a ir el próximo mes de marzo si no pasa nada! 🙂 Tengo muchas ganas pero leyendo algunas reflexiones en blogs estoy pensando que pueda decepcionarme…¿será que vamos con expactativas demasiado altas? ¿Que me recomiendas visitar para volver enamorada de la ciudad? 🙂

  3. Hola Sonia,

    Creo que la televisión ha hecho mucho daño y la tenemos muy idealizada por lo que hemos visto en películas o series americanas. No obstante, aunque mi post parezca un poco pesimista, ya que lo redacté en caliente, ahora mismo guardo muy buen recuerdo de la ciudad e indudablemente me gustó (y volvería). Sólo que ya sabes lo que pasa con estas cosas, a veces ciudades que crees que no te dan más te enamoran, y otras idealizadas no son cómo las esperabas. Aún así te encantará. Además de hacer el tour clásico de Estatua de la Libertad, Wall Street, Chinatown, etc. A mi me encantó el barrio de Greenwich, ya no sólo por la casa de Carrie, sino porque desde la costa el atardecer es impresionante. Lo que más me gustó del viaje fue el haber conocido el Bronx y haber podido jugar al baloncesto con algunos nativos de allí que, a pesar de su mala imagen, resultaron ser encantadores; tampoco os podéis perder una misa Gospel, es genial. Donde más variedad hay es en Harlem. Comer una hamburguesa en Madison Square Park, ¡buenísimas!, pasear por el High Line y, por supueso, ir alguno de sus musicales en Broadway, ¡están muy chulos! En el fondo todo es también un poco típico, pero quizá es mejor que le preguntes a alguien que haya estado allí una larga temporada o que viva allí.

    Espero que te lo pases genial, ya me contarás 😉 y cualquier info que necesites de alojamientos o cualquier cosa no dudes en preguntarme.

    Un abrazo!

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