Diario filipino: El Nido

El Nido, Filipinas

El Nido, Palawan, Filipinas
Existe un lugar en el mundo tal y como lo habíamos soñado: con arena blanca, agua turquesa, un mar salpicado de atolones vírgenes y, bajo el mar, una gran diversidad de animados y coloridos peces tropicales. Es El Nido, al norte de la isla de Palawan.

En sí, esta isla, la situada más al oeste, es una de las más bonitas de todo Filipinas, ya que está prácticamente virgen y, durante el recorrido en coche por ella, se pueden ver los bosques de palmeras cortados por pequeños ríos selváticos. Increíble, en serio.

Small lagoon, El Nido, Filipinas
Para llegar hasta aquí hay que volar al aeropuerto de Puerto Princesa, ya que es el principal de la isla, desde El Nido sólo salen vuelos privados y avionetas. La principal atracción a 3 horas de Puerto Princesa es el río subterráneo y cueva de Sabang, nombrado maravilla natural del mundo. Era nuestra primera parada en la isla, pero dado que había que pedir cita (esa es otra historia), tuvimos que cambiar el orden de la ruta y comenzar por el paraíso de El Nido, a 6 horas (nos cobraron 700 pesos por ir las 9 en una furgoneta).

No teníamos reservas, así que nos costó bastante encontrar alojamientos para todas, sobre todo porque todos los backpackers que habíamos conocido en Manila, Banaue y Malapascua, ahora también estaban allí. Finalmente nos alojamos en el Vera Rosa, alejándonos unos metros de la primera línea de playa. Parecía una casa particular, ya que mientras ocupamos las 3 únicas habitaciones de este hotelito, los dueños dormían en el suelo en un colchón detrás de recepción. Daba mucha penita, ya que se portaron genial, aunque por los 90 euros por noche que pagamos entre todas tenían para cubrir el alquiler o la hipoteca. En total estuvimos 4 noches y 5 días. Y, los dueños fueron muy simpáticos con nosotras.

Fiesta en El Nido, Palawan, Filipinas
Aunque la mejor parte viene ahora. En El Nido fue el único lugar en el que el cansancio nos dio tregua y pudimos disfrutar de la noche. Había un par de bares a pie de playa donde tomarse el típico ron filipino por euro y medio y disfrutar de la música en directo (como he comentado anteriormente ésta es bastante internacional). No obstante, nos invitaron a cantar. Y, hablando de ello, haré un inciso.

En el vuelo a Puerto a Princesa (Cebu Pacific Airlines, el Ryanair filipino) hicieron un concurso en el que tenias que salir a cantar y te regalaban una horrible bolsa de playa galáctica. El caso es que salimos, nos levantamos 7 u 8 al pasillo y, con la esperanza de no encontrar a ningún español en el avión, cantamos la Macarena (pensando que el público nos seguiría, no fue así. El resultado fue espantoso). Asimismo, había españoles en el avión, cuatro chicos de Girona.

Cebu Pacific Airlines
Esto viene porque en el pub de la playa salimos a cantar y, ahí, se desató el revuelo. Todos los chicos venían a preguntarnos si éramos las 9 españolas de las que «todos hablaban» (claro ejemplo del efecto animadoras). Sin saberlo, lo éramos. Así que a partir de ese momento empezamos a ser conocidas en la isla. Pasamos de una mesa de 9 a una de unas 16 personas. Y las noches empezaron a ser mucho más largas, con las mañanas menos productivas. Fueron momentos muy divertidos y, gracias a las chicas y a todos aquellos chicos, El Nido es mi lugar favorito de Filipinas.

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Aunque no sólo por esto, sino que esta parte de la isla está llena de atolones con playas vírgenes y lagos de agua cristalina. Juzgar vosotros mismos. De hecho, hay un montón de tours que te llevan hasta ellas. Nosotras escogimos el A (550 pesos, unos 10 euros) y paraba también en el Big Lagoon y el Small Lagoon, dos lagos increíbles por los que, en uno de ellos, en el grande, accedimos nadando, por lo que lo disfrutamos aún más. Esta excursión también incluye la comida y, para ser hecha sobre una especie de barbacoa que montan en la playa, estaba riquísima. Allí nos pusieron una mesa con fruta, verduras, cerdo, pollo y pescado. Eso sí, la bebida la tienes que llevar de casa.

Una curiosidad del lugar que, para ser más desarrollado que otras islas que visitamos, no llego a entender es que había cortes de electricidad. No ocurrían a una hora fija, aunque los días que estuvimos allí solían ser de 4 am a 14pm. Durante ese tiempo no había agua caliente, ni Internet, ni batidos.

Mercado de El Nido, Filipinas
El pueblo también ofrecía más cosas que el de Malapascua, ya que había tiendas y restaurantes más que recomendables. Sobre todo uno que estaba al final de la plata y cuyo interior parecía construido sobre un árbol. Comer en sus terrazas que dan al mar es impresionante.

De tiendas creo que Irene puede recomendar más que yo, ya que se pasó los 4 días comprando en una tienda de una pareja de franceses todo lo que ellos llevaban puesto. Y como ella Ana, Nuria, Rocio y yo misma. La tienda la habían abierto sólo 10 días antes y, en algunas cosas, les acabamos las existencias. Se puede decir que hemos sido las clientes del mes.

Bar restaurante El Nido, Filipinas

También hicimos buceo, aunque nada que ver con Malapascua. El agua estaba bastante fría, y aunque el fondo estaba repleto de corales y de peces tropicales, por esta zona no abundan los tiburones. El buceo lo contratamos con Adventure diving, unos chicos filipinos que estuvieron muy atentos con nosotras todo el rato, eran monísimos. Y, lo mejor de todo, es que en la zona que nos llevaron había bastantes tortugas (el resto de peces lo dejo para el post de diving cuando Rakel me pase las fotos).

Otra de las maravillas de esta parte de la isla (tiene tantas que seguro que me olvido de alguna) es su puesta de sol en la playa de Cabañas. Está a unos 15 minutos en motociclo de la playa principal de El Nido y, a pesar de que el día que nosotras fuimos estaba algo nublado, el espectáculo de ver como el cielo se tiñe de rojo es increíble.

Ya he dicho que El Nido es, sin lugar a dudas, la parte de Filipinas que más me ha gustado pero, es que si no se ve, si no se vive la experiencia de la excursión A, los pubs, esos wc sin cisterna en los que te tienes que tirar media hora tirando cubos de agua para que se vaya todo, sin esperar esas 3 horas para que te traigan la comida, o sin que nadie te pregunte dónde estás alojado, cuántos años tienes y si estás casado, sin todo ello no se puede llegar a comprender lo qué es exactamente este lugar. Único, en serio. Espero que el turismo no lo estropee a lo largo de los años.

Por último, quiero apuntar que, mira si es hermoso el lugar que Alex Gardland se inspiró en El Nido para escribir su novela de La Playa. La película, protagonizada por Leonardo Dicaprio, tuvo que ser grabada finalmente en las Phi Phi Islands, ya que los filipinos se opusieron a que se estropeara su entorno. En realidad, el Big Lagoon tiene muchas semejanzas con el que aparece en la película.

Periodista digital especializada en viajes

6 Comments

  1. Voy este verano a Filipinas y me encontraré allí con ocho amigas así que parece que se repite la aventura! Me ha hecho mucha gracia el relato, nos podría haber pasado a nosotras exactamente lo mismo (y lo del efecto animadora es algo con lo que llevamos cargando años!)

    Te enlazo a mi blog! http://www.heyheyworld.com

    Marina 🙂

  2. ¡Muchas gracias Marina! Yo pensé que 9 sería una locura y al final, ¡nos lo pasamos genial! además, siendo tantas siempre sale más económico a la hora de pagar transporte y alojamiento 😉 ¡Buen viaje! ya nos contarás 😀

  3. Me encaaaaaaaanta!!!! estamos pensando ir este agosto a filipinas. Pensamos hacer Manila, Palawan y Boracay! hoy hemos estado leyendote y cada vez me han entrado mas ganas de ir….

  4. Cuánto me alegro Cristina que te haya servido de inspiración. Te aseguro que es un destino increíble y que El Nido (Palawan en general) os va a enamorar 🙂 Espero que lo paséis muy bien, ya nos contarás.

    Un abrazo y gracias por el comentario!

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