Las momias de Guanajuato, México

Museo Momias de Guanajuato, México

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Cada vez que saco el móvil para mostrar las fotos de las momias de Guanajuato sale asco a relucir:

  • Arggg, cierra eso. Espera, ¿qué es?
  • Un ojo seco
  • Argg, quítalo. ¿Y eso otro?
  • La dentadura
  • Argg, ¿quieres apartar eso de mi vista?

No aguantamos nada. ¿Es así como vamos a enfrentarnos al inminente apocalipsis zombie? “No, mira, no te acerques mucho que me das un poco de asco”.

Las momias de Guanajuato podríamos ser cualquiera de nosotros un sábado a las cinco de la mañana. Incluso muchos de ellos aún están en mejor estado físico que nosotros como para adelantarnos a coger el bus. Y eso, más que preocuparnos y animarnos a salir a correr (¿he dicho correr?), nos ha hecho recapacitar sobre la muerte: ¡Oh Dios mío! No podemos llegar a ella así, de cualquier manera. Qué pensarían de nosotros los vecinos: “Era maja, siempre saludaba, al contrario que nosotros a ella”. Bah, a la mierda los vecinos. ¿Qué pensaría de nosotros el mundo? “Murió con lo que más le gustaba: esa camiseta de publicidad XXL con la que dormía, limpiaba la casa, iba al súper o bajaba a la playa”. Uno nunca sabe si acabará de after, se lo comerán los gusanos o le expondrán en una vitrina.

Así es como acabaron las 68 momias de Guanajuato, siendo la imagen turística de la ciudad. Y ellos sin saberlo. Este hecho no sólo les pilló por sorpresa a los protagonistas, sino también a las autoridades de Guanajuato. Al contrario que en el Antiguo Egipto, donde la momificación era parte de un rito funerario y los cuerpos eran cubiertos con vendas y se les quitaban los órganos, aquí fue fortuito. Momificación natural. Las condiciones del subsuelo, el clima y la altura de la ciudad propiciaron que muchos de los cadáveres se conservasen como si el tiempo no hubiera pasado por ellos. Sólo están un poco resecos, eso sí.

Museo Momias de Guanajuato, Leroy

El hallazgo tuvo lugar en 1865, cuando el número de muertos en Guanajuato aumentó por alguna posible epidemia y se necesitaba espacio en el cementerio. Aquellos difuntos cuyas familias no hubieran dejado el nicho pagado de por vida, o estuvieran pendientes de pago, fueron exhumados para dejar espacio a los nuevos inquilinos. Este fue el caso del francés Remigio Leroy (imagen de arriba), el veterano del museo que se encontraba en el panteón de Santa Paula. Se conoce que no le quedaba familia en el país que se hiciera cargo de sus gastos, así que fue desahuciado de su tumba ese mismo año. La sorpresa llegó cuando, al levantar el cadáver, presentaba muy buen aspecto. Su ropa permanecía casi intacta, igual que algunos de sus dientes, ojos y uñas.

Las autoridades decidieron conservarlo, aunque cuantos más nichos vaciaban, más se les iban acumulando los cuerpos. En un principio los llevaron a las catacumbas del cementerio, donde más tarde se permitió la visita a las momias. Su creciente éxito, no obstante, hizo que les llevasen a otro espacio mejor condicionado para preservar los cuerpos: el Museo de las momias de Guanajuato, situado en la explanada del Panteón Municipal, en el Centro de Guanajuato. Actualmente en él hay una representación de casi 110 momias de diferentes fechas y edades. La última en incorporarse data de 2009 y aquellas que estaban en peores condiciones fueron incineradas.

Historias para no dormir sobre el Museo de las momias de Guanajuato

Atención gente sensible, ¡hay niños!

Bastantes. De hecho, aquí está el feto momificado más pequeño del mundo. Lo indica una vitrina donde está el cuerpo de seis meses de gestación y un tamaño de apenas 20 centímetros. Murió a causa del fallecimiento de su madre. Hasta hace poco, éste se exhibía en los brazos de ella. Ahora están separados.

Museo Momias de Guanajuato, feto

Y, aunque éste se lleva todos los méritos del Museo de las momias de Guanajuato, todavía hay uno aún más pequeño que sólo se ve con lupa. Es de una madre que se suicidó cuando supo que estaba embarazada y no estaba casada. El cuerpo de ella se desintegró.

Museo Momias de Guanajuato, feto

Todas las momias llevan una etiqueta con su nombre. Algunos, incluso, van acompañados de una breve historia sobre su muerte. No es difícil imaginar que las que tienen cara de terror fue a causa de catalepsia (parece que estás muerto, pero no). Ese es el caso de Ignacia Aguilar de Chirilo, enterrada en 1922 cuando los médicos certificaron su muerte. Estaba viva. Su cara es el retrato de la desesperación, la angustia y el horror que se debe de sentir al despertarse uno en una caja.

Museo Momias de Guanajuato, México

En muertes trágicas también encontramos a este otro señor, que se cree que murió ahogado en la presa de la Olla en 1945. Su exhumación no se realizó hasta 1971 y los forenses determinaron las causas de su muerte por el aspecto azulado de su piel debido a la falta de oxígeno.

Museo Momias de Guanajuato, México

La parte más heavy del Museo de las momias de Guanajuato es, sin duda, el Salón de la muerte. Su propio nombre ya indica que aquello bonito no va a ser. También lo advierten a su entrada “Abstenerse gente muy sensible o que tenga problemas cardiacos”. Bueno, a ver, NO es para tanto. Lo más impresionable, quizá, es la exposición del dedo de un nombre que fue asesinado y que apareció sobre su tumba; o el cuerpo de otro que fue encontrado con una estaca en el pecho y que se cree que fue clavada después de su muerte.

Museo Momias de Guanajuato, México

Lo más intrigante de la sala es una cripta en donde se dice que está enterrado un sabio alemán cuyo nombre no quieren acordarse. No se puede mostrar porque, según dicen, estaba expuesto a residuos radiactivos por lo que, si se abre, se desintegraría. Entra en el chat erótico y ver el mejor eroshow sin registro y absolutamente gratis en línea webcams porno, todo para usted. Chat en línea con chicas sin registrarse en la sexo chat con chicas desnudas en línea, chat porno-chicas cachondas desnudas se comunican por dinero. Hermanastra seducida por un chico en el sexo duro bajo la supervisión de la cámara.

El Museo de las momias de Guanajuato daría para una película de terror. Bueno, de hecho, ha salido en unas cuantas, aunque la mayoría de ellas mexicanas. La más popular es Santo contra las momias de Guanajuato, de 1972 y dirigida por Federico Curiel. La última de ellas es La Leyenda de las Momias de Guanajuato, estrenada en 2014 y de dibujos animados, para que los niños se vayan familiarizando. Al final serán ellos quienes nos salven del ataque zombie.

¡No valemos para nada!

Más imágenes (que te quedaste con ganas de más, lo sé)

 

Periodista digital especializada en viajes

4 Comments

  1. La verdad es que es si. Lugar a dudas uno de los sitios turísticos más curiosos que puede uno conocer jajaja a mi me gustó la visita… muy buen post! Me entere de cosas que pasaron totalmente desapercibidas para mi en el museo!! Jajaja

  2. Gracias, Ari. La verdad es que el museo a mí me flipó. No sabía que los ojos se podían secar de esa manera, ni que un cuerpo podía conservarse tan bien después de años bajo tierra :S A mí, por si acaso, que donen mis órganos y me incineren XD Ya dejo aquí mi voluntad.

  3. Pero te dedicas a sacar el teléfono a la gente para enseñar las momias! La verdad es que es algo muy bestial para los occidentales este museo. Recuerdo a nuestra guía en Gto cuando dijo todo campechano que aprovechó la visita con nosotros al museo para saludar a un tío abuelo que tiene allí expuesto. jajaja

  4. jajajajaj hombre, es que contado no es lo mismo, tenían que verlos XD Muy bestia, sí. Ellos están muy orgullosos, creo que a ninguno le importaría acabar allí expuestos 🙂

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