Puesta de sol en Cabañas, El Nido

Puesta de sol en Cabañas, Palawan

A las 5pm el sol comienza a ocultarse, a pesar de que el bochorno continua apretando sobre la piel. Es hora del último baño, aprovechando como el cielo va cambiando de color y las luces reflejadas en el agua se tornan en sombras. De primeras percibimos un tímido amarillo que pronto se va mezclando con un naranja que comenzaba a expandirse, «igual que en la costa Cantábrica», comentamos sin demasiada admiración. En cuestión de minutos, el cielo fue adquiriendo fuerza y, lo que en un primer momento nos resultaba familiar, acabó convirtiéndose en una postal.



El entorno de Cabañas comenzaba a ocupar un segundo plano cegado de la explosión de los colores que el sol iba dejando tras su marcha: rojo, amarillo, rosa, granate…. hasta culminar en el negro más oscuro que habíamos visto nunca. 15, ¿o fueron 20?, minutos de admiración donde la cámara, exhausta de estar presente ante aquella imagen, era capaz de dispararse sola. Y en silencio, ningún mínimo sonido quería romper aquel momento, donde incluso el mar, que trepaba por la orilla, también hizo una pausa.

Pero, cuando cae la noche, Cabañas parece dejar de existir hasta cruzar el bosque de palmeras. Por ello, negociar con los ciclomotores es inútil, pues de alguna forma hay que volver y, si la ida desde el centro de El Nido te costó sólo 50 pesos, la vuelta se convierten en 100. La suerte es que siempre hay transporte disponible para regresar.

Periodista digital especializada en viajes

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