Viajes con Heródoto, Ryszard Kapuscinski

Viajes con Heródoto, KapuscinskiViajes con Heródoto es la historia  que tu yo tanto hemos perseguido. De todos aquellos que, ilusos de nosotros, nos metimos en su día en una redacción durante horas buscando historias entre los pueblos de la comarca y que, algún día, algún día soñamos con andar mundo. Buscar otras historias más lejanas, conocer… cruzar la frontera. En los años 50 el sueño pertenecía a un inquieto Kapuscinski de tan sólo 17 años, un joven reportero que trabajaba  en un periódico local de Polonia (Sztandar Mlodych) cuya aspiración por aquel entonces era que esas historias le llevasen a su vecina Checoslovaquia.  Su suerte fue bien diferente, quién se iba a imaginar que a aquel niño, que ni siquiera hablaba inglés, su jefa de redacción lo acabaría enviando a la India, China y África, continente donde se consagró como el maestro del periodismo internacional, y de viajes.

Ocho años después de su muerte (¿ya ha pasado tanto tiempo?) Viajes con Heródoto nos recuerda cuán difíciles fueron aquellos momentos, aunque para los que entramos un mal día en la facultad de comunicación con la intención de seguir sus pasos, actualmente aún lo tenemos más crudo. Un relato de su sueño, nuestro sueño, que gira en torno a Heródoto, el padre de la historia. Un referente para nuestro maestro cuyos discípulos no nos queda otra que admirar, pues cuanto más nos adentramos en su vida, en su particular viaje como corresponsal, más llegamos hasta la cultura clásica, a una generación de nómadas  asociados con las guerras y las batallas.

Con Historias de Heródoto bajo el brazo, Kapuscinski parte hacia la India para enfrentarse a varias fronteras, “Nunca ha sido fácil cruzar una frontera”, un hecho que mantuvo hasta su muerte, ya que esa ansiada búsqueda de los otros no sólo acarrea un salto a otra cultura, geografía, a enfrentarse a lo desconocido. En su caso, la más temida por aquel entonces era el idioma. Cada expresión, la mínima palabra, es anotada en su cuaderno de viajes tal y como suena. Así, a modo de repetición, y a través del lenguaje no verbal, nuestro maestro logra entenderse con los locales y acceder a los altos cargos de aquel entonces. Una ardua lección de historia (para los que hayáis leído Ébano no será la primera vez), que nos sumerge en tres culturas muy diferentes entre sí pero que nos hacen reflexionar sobre el periodismo bien hecho. Porque sí, existe. En los años 50, 60, incluso en crisis, cuando el medio para el que Kapuscinski trabajaba cerró olvidándose al mejor corresponsal de todos los tiempos en tierras africanas, existió.

Es imposible no encontrar ciertas semejanzas entre su maestro y el nuestro. Heródoto hizo historia hace más de dos mil años. Dejó su natal Halicarnaso y emprendió el viaje hacia lo desconocido para dejar constancia de las guerras y problemas que abatieron la actual Turquía. Sus escritos de las guerras médicas fueron de los primeros en cubrir un hecho así, por lo que gozaron de gran popularidad. Kapuscinski lo hizo años después. Quizá no por ser el primero en ofrecer información acerca de regímenes tan severos, pero sí por su rigor, su desasosiego, por intentar entender los hechos en vez de escupirlos, tal y como estamos acostumbrados hoy en día.

Viajes con herodoto

Tanto en Viajes con Heródoto como en su obra Los Otros, Kapuscinski deja patente su ansia por entremezclarse con el pueblo, por intentar ser uno más y por comprender el origen de todas las guerras. Ese miedo a lo desconocido, ya evidente en las tribus prehistóricas ha atemorizado al ser humano durante años e, inevitablemente, el miedo puede llevar al odio, a la guerra entre pueblos. Una reflexión que contrasta con la cultura clásica de Grecia, donde el desconocido era tratado con humildad y cortesía, ya que al no conocer su procedencia podría ser obra de Dios, de cualquiera de los millones de dioses griegos.

Sin duda, una obra maestra del periodismo de viajes que nos evoca un halo de esperanza, no para lograr alcanzar esa perfección periodística, sino para constatar que nuestra profesión ha tenido sentido y que los viajes duran para siempre:

El viaje no empieza cuando nos ponemos en ruta ni acaba cuando alcanzamos el destino. En realidad empieza mucho antes y prácticamente no se acaba nunca porque la cinta de la memoria no deja de girar en nuestro interior por más tiempo que lleve nuestro cuerpo sin moverse de sitio. Al fin de cuentas, lo que podríamos llamar “contagio de viaje” existe, y es, en el fondo, una enfermedad incurable”.

 

Sobre Kapuscinski

Ryszard kapuscinskiConsiderado como uno de los mejores periodistas del mundo, Ryszard kapuscinski comenzó su carrera cuando era tan sólo un adolescente. Aunque se licenció en Historia por la Universidad de Varsovia, su habilidad por documentarse y su ingenio a la hora de coger la pluma hicieron que pronto encontrase su hueco como periodista. Primero en los periódicos locales de Polonia, donde más de una vez fue abandonado a su suerte; para acabar colaborando con cabeceras como Times, The New York Times, La Jornada y Frankfurter Allgemeine Zeitung. Algunas de sus obras de más éxito, además de Ébano, han sido El Imperio, El emperador, La guerra del fútbol, El sha o Los cínicos no valen para este oficio, reflexión sobre el periodismo. Su trabajo se ha visto reconocido a través de varios premios como el Príncipe de Asturias (2003) o el Premio Letterario Elsa Morante (2005). Además ha sido nombrado por varias Universidades Doctor Honoris Causa.

Periodista digital especializada en viajes

3 Comments

  1. Me he dejado tu siguiente cita, que también me encantó! Es que este libro es una obra maestra 😀 Tu que estás en Madrid, ¿has ido a la exposición de Kapuscinski? De ser así, ¡quiero crónica! jajaja

    Me viene genial ese blog, cuando acabo un libro siempre tengo que andar preguntando por recomendaciones. ¡Mola!

  2. De rodillas ante Kapuscinski, el gran maestro. Para mi «Encuentros con el Otro» es una biblia.
    Un saludo, te sigo por Instagram, ahora estaré atento a tu blog.
    Pep.

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