Y que nos llevamos al bar
El bar está para arreglar el mundo, esto es una verdad universal, tanto como que todos llevamos un tertuliano dentro. Sabemos de todo, nuestros certificados en medicina, aeronáutica, astronomía o física cuántica nos avalan. También de política internacional, más en concreto sobre Corea del Norte: “Qué sí, que ellos saben lo que hay fuera”, “Cómo lo van a saber, si nacen con propaganda gubernamental”, bla, bla, bla. Corea del Norte siempre gusta, supongo que porque su hermetismo hace que todos, en nuestra ignorancia, tengamos un poco de razón. Palmadita en la espalda y alegría.
A raíz del nuevo libro Sin ti no hay nosotros, publicado por Blackie Books, a nuestra mesa de debates no resueltos del bar volvíamos a tener a Corea del Norte como invitado. También solemos repetirnos. Ya habíamos leído el libro, ya sabíamos algo más de lo que hablábamos. Igual que hicimos tras el Pyongyang de Guy Delisle, donde las carencias norcoreanas nos parecieron divertidas; o con el documental de Jon Sistiaga o Tierra hostil, donde nos indignamos un poco. Corea del Norte da mucho de sí.
Un par de semanas después arrastramos a su autora, Suki Kim, al mismo bar. El tertuliano Raúl trajo las pruebas y oye, si te dicen que puedes cenar con la escritora que ha vivido la experiencia de la que tú, sin tener ni idea, llevas discutiendo con los colegas toda tu vida, ¿a dónde la llevarías? ¿A algún restaurante que lo esté petando en Barcelona? Pues no, ¡Al bar! A nuestro bar, a la misma mesa, incluso. En la terraza, aunque ella ni siquiera fume. Somos gente de costumbres (y un poco cutres).
Y ahí estaba la persona que arrojó algo de luz a muchos de los enigmas de Corea del Norte. Suki Kim, la periodista y escritora surcoreana afincada en Nueva York cuya curiosidad por sus orígenes, y marcada por las historias de su familia durante la separación de Corea, le llevaron a obsesionarse con entrar al país más cerrado del mundo. Y lo hizo como profesora de inglés para la PUST, la Universidad de Ciencia y Tecnología de Pyongyang, la única privada y cristiana evangélica donde estudian los hijos de los altos cargos de Corea del Norte. Lo hizo a lo grande, mezclándose con la élite.
180 días en el infierno, tal y como ella lo describe, que dieron como resultado Sin ti no hay nosotros, su nuevo trabajo donde se nos permite asomarnos a la ventanilla de aquellos autobuses con los que podían salir del campus. El único cristal al exterior en el que, si bien las visitas estaban programadas, Kim Jong-Un mataría para que no saliera a la luz todo lo visto por el camino. Hasta entonces, Corea del Norte nos resultaba familiar: mismas imágenes, mismas niñas tocando el acordeón, caras felices para nada forzadas, estatuas de los Kim en cada rincón (en total, según Suki Kim hay unas treinta y cinco mil repartidas por todo el país) y mismas actividades una y otra vez. Es lo que hemos visto en reportajes de la tele, y también es lo que nos han contado aquellos que decidieron ir allí de turismo. Como seguramente sabréis, se puede ir de vacaciones, aunque todo es gestionado por una agencia de viajes aceptada por el gobierno cuyos dirigentes determinan dónde te vas a alojar, lo que vas a ver y te prohíben acercarte a los locales. Todo es un decorado donde no faltan actores. Todo es una mentira que se repite una y otra vez como si por ello se fuera a convertir en verdad.
Y Suki Kim no sólo nos lo confirma, sino que nos aporta nuevos datos durante su estancia en la PUST en una de las peores épocas del país: la inminente muerte de Kim Jong-il, el Gran Líder, el padre del actual mandatario. Y lo titula Sin ti no hay nosotros, como aquel verso que se repite incansablemente en el país que heredó Kim Jong-Un (el del pelo ahuecado). “Sin ti no hay nosotros, sin ti no hay patria”.
En la aduana, además de su pasaporte y teléfono móvil, tuvo que dejar sus inquietudes. En Corea del Norte no hay lugar para las preguntas, nada se cuestiona. Y, aunque aquel pequeño grupo de la PUST era el único con una puerta al exterior, todo cuanto allí se decía o escribía estaba minuciosamente controlado por el gobierno. Un Gran hermano donde nada está exento de vigilancia y donde estar nominado podría costarte la vida. Con Suki nos acercamos a un grupo de jóvenes que tienen la suerte de librarse de la construcción (en aquella época el resto de universidades estaban cerradas, se cree que los demás estudiantes, excepto los de la PUST, fueron enviados a la obra para preparar la transición), de las carencias alimenticias que sufre más de la mitad de la población, que tienen el privilegio de estudiar inglés y prepararse. Pero también nos muestra el lado de unos jóvenes que van a ser expertos en tecnología, sin tener acceso a la misma; que nunca conocerán otro mundo, ni lo que es Internet. Pero que también tienen inquietudes, preguntas sobre lo que hay afuera, que también piensan en chicas. Por supuesto, sobre ellas poco se sabe. Hablando con Suki Kim nos comentó que, al igual que para los chicos pertenecer al ejército norcoreano es un orgullo, para ellas lo es el poder servir sexualmente a la élite. If you do not already know about the site as apollon market, then we recommend that you try it out as soon as possible. A link to the market can be found on the website – apollon market the store sells in the darknet space and leads the industry. On in his catalogs can be find not ordinary goods, which not get in the usual no clothing left.
¿Son entonces los norcoreanos conscientes del régimen que tienen? ¿Saben que existe otra verdad ahí afuera? Las preguntas que todos nos hacemos y cuyas respuestas podemos intuirlas en Sin ti no hay nosotros, el nuevo libro de Suki Kim al que el gobierno de Kim Jong-Un aún no ha dado respuesta. Sí lo han hecho los responsables del PUST, a quienes ella comparaba su devoción de cristianos con la que sentían los norcoreanos por su Gran Gran Grandísimo Líder.
Aquella noche en el bar, sin embargo, apenas hablamos de Corea del Norte.
PD. Gracias a Raúl por traerla a nuestras tertulias. También a Suki, porque la sentimos como una más del grupo.(Os dejo el enlace a un post que me gusto mucho de Milviatges sobre su viaje a Corea del Norte)
Interesantísimo este post. El tema de Corea del Norte siempre me ha inquietado y siento bastante curiosidad, con lo que no dudaré en leerme el libro. Ojalá se pudiera saber más acerca de esa gente, si saben o no que hay otro mundo más allá del que ellos conocen, si alguna vez esta situación cambiará… Y lo que es más, me inquieta el por qué nadie hace nada por acabar con ese régimen de opresión y encubrimiento… Todo me parece increíble, de verdad. ¿Cómo pudisteis dar con la autora? Una suerte, oye! Un saludo
Muchas gracias! Ya, es la incógnita de siempre. A mi también me ha llamado mucho la atención durante años y, leyendo libros como este, aún te escandalizas más. Hay que tener mucho valor para meterse ahí dentro.
Pues a la autora la conocimos gracias a que mi amigo Raúl trabaja para la editorial que lanzó el libro, Blackie Books. Como siempre hablamos del tema nos propuso cenar con ella y preguntarle todo lo que quisiéramos, ya que ella no conocía a nadie en la ciudad y quería conocer a gente de aquí. Majísima, me encantó haber compartido ese momento con ella.
Un besazo!
¡Hola Laura! ¡Qué suerte tienes de haber conocido a la autora! Yo leí este libro el año pasado, lo compré en un aeropuerto, y me encantó. Hace unos años leí también otro que me impactó más todavía, se llama «Nothing to envy», de la periodista Barbara Demick. Cuenta las vidas de unos cuantos norcoreanos que escaparon del país, y está escrito con un estilo que recuerda a menudo a una novela.
Por cierto, a mí también me encanta Guy Deslile -acabo de leer Crónicas de Jerusalén, y me ha dado muchísimas ganas de viajar a Israel y Palestina 🙂
¡Un saludo y gracias por escribir sobre libros!