Hangzhou, la ciudad más bonita del mundo según Marco Polo

Hangzhou

«Hangzhou, la citta celeste piu bella e piu splendida del mondo» (Hangzhou, la ciudad celeste más bella y más espléndida del mundo), así describió Marco Polo (1254-1324) esta ciudad situada al este de China. Y esta es la frase inscrita en la escultura que se erige como homenaje junto al lago del Oeste.

Desde la orilla, es fácil entender las palabras del viajero italiano. Incluso de noche y bajo la gruesa cortina de agua causada por un tifón que nos sorprendió el primer día del viaje.

Y es que, aunque Hangzhou no es la ciudad más bella de China -Marco Polo la visitó en el ocaso del siglo XIII. Hoy apenas queda nada de aquella época- el lago del Oeste está considerado como uno de los más bonitos del país.

En el 2011 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Y en él se inspiraron muchos decoradores de jardines, quienes han replicado su estilo tradicional chino en otros lagos del país.

El lago del Oeste, el corazón de Hangzhou

Hangzhou

El paseo de piedra que discurre a lo largo de la ribera del lago Oeste pasa junto a antiguos palacios -algunos de ellos con aspecto de abandono-, jardines, templos, pagodas, puentes y plantaciones de té. Hay tramos donde parece que estuvieras caminando sobre sus aguas.

El lago, rodeado de montañas, está dividido en cinco lagunas y cuenta con varias islas. La más grande de ellas es Gushan, a la que se puede acceder por tierra por los caminos de Baidi o el Gushan. Allí es donde está la galería de arte de Zhejiang, la provincia a la que pertenece Hangzhou y de la que es capital.

Marco Polo en Hangzhou

En la orilla norte del lago está también el Museo de Arte de Zhejiang. El motivo por el que está aquí ubicado es porque el lugar inspiró a numerosos artistas, quienes inmortalizaron su belleza en sus pinturas.

El lugar más impresionante de la zona son los jardines de Guozhuang, de estilo tradicional y a los que también se pueden llegar por tierra junto al lago Xili. Hay tres islas a las que solo se puede acceder en barco. Son las de Ruangongdun, Xiaoying y Huxin.

Hay que tener en cuenta que el lago tiene una extensión de 6,3 kilómetros, por lo que si quieres recorrerlo entero se pueden alquilar bicis o usar el transporte favorito de los chinos: un carrito de golf. Además del barco, claro.

La fama del lago Oeste es merecida. Aún de noche, bajo la lluvia y con el paseo cubierto de charcos el lugar desprendía magia. Lástima que aquello que parecía la típica tormenta de verano fuera un tifón que hizo que se cancelasen las visitas en barco y que la ciudad colapsara. Estuvimos tres días atrapados sin poder salir de Hangzhou. No había trenes ni aviones que hicieran por pudiésemos continuar nuestro viaje por China hasta Kashgar. Y todas las visitas las hicimos mojados, incluso la cámara. De ahí a que las fotos sean un mierdón.

La calle más tradicional

calle Hefang Jie de Hangzhou

Aunque la ciudad de Hangzhou ha crecido mucho desde que Marco Polo se enamoró de ella (en 2019 tenía más de 10 millones de habitantes), entre sus modernas edificaciones todavía se conserva el Hangzhou más tracional. O más bien una réplica de él.

La calle Hefang Jie es lo más chino de la ciudad, con farolillos rojos, esculturas de leones, templos y edificios con la clásica arquitectura china. Parece querer evocar la época en la que Hangzhou fue la capital del Imperio. Aunque también es una trampa para turistas.

Hangzhou food maret

Está situada a los pies de la colina Wushan y mide unos 460 metros de largo. Y aunque está reconstruida, en ella están algunos de los comercios y edificios más antiguos de la ciudad.

Muchos de ellos son viejas farmacias como las de Huqingyutang, Baohetang, Fanghuichun y Yezhongdetang. La de Huqingyutang está considerada como una reliquia nacional, pues tiene una curiosa arquitectura que te llamará la atención y en sus interiores se conservan más de 160 piezas utilizadas en la medicina tradicional.

Buda sonriente de Hefang Jie

En Hefang Jie también hay varias teterías donde degustar el té verde que tanta fama ha dado a la ciudad, así como otros comercios tradicionales y varios restaurantes que, al estar en uno de los lugares más turísticos de Hangzhou, no son nada económicos.

Al final de la calle (o al principio, depende de por dónde comiences el recorrido), hay una enorme escultura de bronce de un buda gordo y sonriente.

En los alrededores de Hefang Jie, hay otras callejuelas que también tienen encanto y no son de cartón piedra. Igual que el paseo que discurre junto a río Donghe.

Hangzhou, China

Y es que, además del lago del Oeste, Hangzhou cuenta con un montón de ríos. De ahí a que también sea conocida como la ciudad del agua, además de capital del té o de la ciudad verde por la cantidad de parques que tiene. Debido a la incesante lluvia nos quedamos con ganas de visitar en templo Lingyin donde hay unos 300 budas camuflados entre la naturaleza.

El Gran Canal chino que unía Pekín con Hangzhou

Uno de los canales de la ciudad
Uno de los ríos de Hangzhou

Aquí es donde finalizaba el Gran Canal chino. Una obra de ingeniería que unía Pekín con Hangzhou a través de un canal de agua de casi 18.000 kilómetros. Las obras comenzaron en el siglo VII, bajo la dinastía Suí, quienes querían abaratar los costes del transporte de mercancías y llegar al sur de la costa Este del país.

Originariamente, el Gran Canal chino se llamó Da Yunhe y fue el río artificial más largo del mundo. Estuvo operativo hasta el siglo XVIII, cuando fue modificado y algunos tramos del canal sufrieron inundaciones. Además, tuvo que competir con el ferrocarril.

Entre 1950 y 1980, el Gobierno de China intentó arreglarlo y, aunque algunos están en desuso, otros sí funcionan para el transporte de materiales como el carbón. En 2014 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

En Hangzhou se puede visitar el trozo del Gran Canal que llegaba hasta aquí. Está donde el puente Gongchen, junto al Museo del Gran Canal. También hay cruceros para navegarlo.

El nuevo Silicon Valley chino

Hangzhou es una de las seis grandes capitales de China. Antiguamente, su economía prosperó gracias al comercio del té y de la seda. El más famoso de los tés que produce es todo un referente en China, es el té verde Longjing, traducido como té del pozo del dragón. Se cosecha en uno de los pueblos situados en las colinas que rodean el lago del Oeste y dicen que tiene propiedades curativas.

Hoy, las labores tradicionales se entremezclan con su nueva economía basada en el desarrollo de la tecnología. Aquí es donde está la sede de Alibabá, el gigante del comercio electrónico y cada vez hay más barrios donde se han asentado las startups tecnológicas. Parece que está siguiendo los pasos de la ciudad de Shenzhen, puntera en este sector.

Dónde alojarse en Hangzhou

Calles de Hangzhou

Lo que más me gustó de nuestro alojamiento, el Memory Travel Hotel, es que la calle tenía un ambiente muy chulo, repleta de tiendas tradicionales, edificios con arquitectura antigua y restaurantes de comida local. Estaba en Zhongshan Middle Road y tenía de todo. Además, desde allí se puede ir andando hasta el lago del Oeste. La noche nos salió por unos 35 euros en habitación doble, aunque también tienen dormitorios.

Periodista digital especializada en viajes

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