La tulipomanía, o las flores que llevaron a Holanda a la quiebra

Tulipanes vienen de Turquía

tulipomanía

Si jugásemos a asociar una flor con un determinado país seguramente la primera que se nos vendría a todos a la cabeza sería el tulipán-Holanda. Fácil. La segunda igual sería la Gardenia- Hawai (por hacerlo sencillo, ya que tienen millones más para colocarse en el pelo) y, a partir de ahí ya podríamos comenzar a decir chorradas o a hacernos los listos.

Lo curioso es que ni una ni la otra son originarias de los países que las popularizaron. La de Hawai proviene de China, mientras que los famosos tulipanes holandeses surgieron de Kazajistán e Irán y se extendieron hasta Turquía, país desde donde las importan desde hace siglos los holandeses; aunque con el paso del tiempo se las hayan apropiado (los turcos siguieron usándola como símbolo nacional, igual que Irán, aunque nadie se acuerde de ellos).

Y, aunque actualmente parezca un negocio rentable (y lo sea): visita al Parque de Keukenhof, Museo del tulipán en Ámsterdam, Mercado de las flores llenos de bulbos, e incluso la opción de comprarlo en las tiendas de souvenirs a precio de oro (porque no, los tulipanes nunca han sido baratos); lo cierto es que esta flor fue la culpable de provocar la primera burbuja especulativa de la historia ya el el siglo XVII: la tulipomanía. El fenómeno fan del tulipán, y parecía inofensiva.

Para que no resulte un poco coñazo, ya que si queréis leer cada detalle podréis hacerlo en la Wikipedia, os resumiré la historia de la siguiente manera:

–          El tulipán es una flor originaria de Asia, como bien hemos dicho anteriormente, que los turcos comenzaron a usar en su ornamentación, sobre todo en los palacios de los sultanes.

–          Ellos la llamaban tülbend en el imperio otomano, que venía a significar turbante porque era la forma de la flor cuando ésta estaba cerrada.

Tulipanes vienen de Turquía

–          No sabemos cómo llegó a la casa del sultán, pero un viajero y botánico holandés del siglo XVI que estaba de paseo por Turquía las vio y se encaprichó de ellas, por lo que decidió llevarse unos cuantos bulbos de souvenir y plantarlos en su jardín.

–          Los vecinos las vieron y se lió parda. Todos querían tener una, así que la envidia hizo que se las robaran.

–          Como tuvieron tanto éxito, comenzaron a traer más bulbos de tulipán de Turquía para plantarlos por el país, donde la tierra de esta zona hizo que creciesen tulipanes de colores nunca vistos anteriormente.

–          Como eran delicadas, caras de traer y sólo se dan en primavera comenzaron a ser una de las flores más caras del país.

Lo que se esperaba

–          La clase noble oyó la palabra ¡caro! Y rápidamente mostraron interés por la misma considerando el tulipán un artículo de lujo.

–          Algunos ricos comenzaron a intercambiar sus mansiones y riquezas por un solo bulbo.

–          La demanda, a pesar del precio de cada bulbo, se disparó de tal manera que era imposible vender tantos bulbos como se plantaban.

–          Ahí comenzó el mercado de futuros (venta de bulbos que aún no habían sido ni plantados ni había fecha para ello).

–          El pueblo, a pesar de no tener tanto dinero, se hipotecó con tal de sumarse a la compra de este bien tan preciado que les haría ricos con la idea de enviar flores al extranjero.

–          Una primavera la cosecha salió mal y todo se vino abajo.

–          Desconfianza, desesperación, intento de vender, ruptura de acuerdos, etc. La burbuja explotó y, como siempre, pequeños ahorradores se arruinaron. ¡Pa´qué te metes!

–          Holanda entró en crisis.

Trueque de tulipanes, Holanda

Aunque el empeño por seguir dedicándose a la importación y venta de flores hizo que años más tarde se recuperasen  y que, actualmente, sea llamada la “floristería del mundo”. Y no es para menos. El tulipán continúa siendo la estrella de muchos de los festivales holandeses, además de la flor más reclamada en el Mercado de las flores de Ámsterdam. Asimismo, en el Parque de Keukenhof se plantan al año más de 7 millones de bulbos, aunque sólo está abierto en temporada.

Además, los holandeses son un poco como los españoles, nosotros nos llevamos en la maleta jamón envasado al vacío y ellos se llevan un tulipán. Así llegaron los tulipanes a Nueva York con los primeros colonos cuando aún era New Ámsterdam; o a Holland, Michigan; dos ciudades con fuertes raíces holandesas.

Y como “allí donde fueres haz lo que vieres”, yo también me he traído mis bulbos de Ámsterdam, aunque nunca llegaron a pasar de ser eso: bulbos.

Periodista digital especializada en viajes

2 Comments

  1. Gracias por esta fantástica historia, Laura. La verdad es que ya la conocía pero así contada tiene mucho más gancho 🙂 Además, yo viví en Holanda y doy fe de que aún hoy en día los tulipanes vuelven loca a la gente y si quieres sentirte parte de la sociedad habrás de ponerlos también en tu casa 😉
    Me encantan los dibujos ¿acuarelados? (¿De quién son, si se puede saber? ¡Son chulísimos!)
    Un saludo!!!

  2. Gracias, Eva 🙂 A mi los tulipanes me encantan, qué suerte haber vivido en Holanda, quitando el frío es una pasada de país.

    Los dibujos los hice yo con el iPad, un retorno a preescolar jajaja Muchísimas gracias, me alegro que te hayan gustado 😉

    Un besazo!

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