Social eating, o cómo comer en casa de un extraño en Barcelona

vizEat

Comer en casa de un extraño ya no es tan extraño. Pobre mamá, sus advertencias no han servido de nada.

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“No te subas al coche de un desconocido” – Decía, pero entonces tú descubriste Bla Bla Car.

“No abras la puerta a nadie” – Decía. Ahora no sólo la abres, sino que los alojas por días.

“A ver si te van a meter droga en la bebida” – Decía. Pero es tarde, con la copa de vino en una mano y un pincho moruno en la otra, ya te has enganchado al VizEat.

No conoces a ningún comensal de la mesa, pero te da igual. Estás en un ático, en el centro de Barcelona haciendo una de las cosas que más de moda se han puesto en la ciudad: llevar la contraria a tu madre. Y eso siempre gusta, independientemente de los años que pasen.

vizeat barcelona

Pero, quitándonos el miedo que han intentado inculcarnos desde pequeños y que es bastante obvio que no han conseguido. VizEat y el social eating lo están petando en grandes ciudades como Madrid o Barcelona, además de en toda Europa. Una comunidad online de viajeros gastronómicos en la que puedes reservar mesa en casa de locales a quienes les encanta cocinar (y a ti comer. La combinación perfecta) y compartir mesa. Una nueva forma de hacer turismo o, en el caso de vivir aquí, conocer gente nueva, que en Barcelona siempre hace falta.

No todos los que suben el menú con el precio a la web son profesionales, aunque en mi caso haya tenido la suerte de haber cenado exquisiteces de Jordi Casas, el chef del restaurante Allium (Gótico). Lo bonito de aquí es que tú también puedes ofrecerte como anfitrión, bien sea para comer, cenar, un aperitivo, tés con pastas en el caso de que estés muy acabado, etc. Lo importante es que quieras conocer gente nueva y compartir momentos con ellos sin salir de tu casa.

A la inversa, para los que preferimos ir nosotros dadas nuestras escasas dotes culinarias (y somos lamentables como anfitriones), en la misma web de VizEat encontramos gran variedad de opciones para todos los gustos. Por poner otro ejemplo, (porque no, no es mi primera vez, mamá) una noche reservé para cenar en el loft de un italiano que vivía en Poblenou. Allí nos juntamos unas 30 personas que tuvimos hasta música en directo, pues sus amigos tenían un grupo y vinieron a tocar. Un plan diferente y económico, en este caso. Aunque el precio dependerá del anfitrión, menú y lo que ofrezca. Hay para todos los bolsillos, incluso para los más pobres como yo.

chef jordi casas
Jordi Casas y parte del menú que nos tenía preparado

Algunas dudas que tienen mis amigos y posiblemente vosotros también

  • ¿Cómo se paga? Directamente en la página
  • Si me ofrezco como anfitrión, ¿cómo lo cobro? A través de VizEat, quién además de darte el importe completo, da gratificaciones por el tiempo y la elaboración del menú.
  • Si alguien se apunta a cenar a mi casa, pero tiene cara de loco, ¿puedo rechazarlo? Sí, el anfitrión es libre de aceptar las solicitudes.
  • Una vez lo acepto, o soy aceptado, ¿anfitrión e interesado pueden hablar? Existe un sistema de mensajes privados donde pueden comunicarse.
  • ¿Qué pasa si al final acepto al loco, viene y se come a mis compañeros de piso? – Preguntará tu madre cuando le cuentes tu nueva forma de ganarte la vida con el social eating.- Tranquilo, no se han dado casos. Piensa que el perfil de la gente a quienes les interesan este tipo de actividades suelen ser personas abiertas, con ganas de conocer gente y pasar un buen rato. Vamos, como tú. No obstante, además de llamar a la policía (no creo que sea necesario comentar este punto), con VizEat todos los anfitriones cuentan con un seguro de 1000.000 euros.

Aunque existen otras empresas de social eating, y cada vez surgirán más, yo las que he tenido la oportunidad de probar han sido Eatwith, aunque parece que últimamente se está enfocando a un perfil más profesional; y VizEat, que ha llegado hace poco a España pero que ya cuenta con más de 1.500 anfitriones en 50 países. La experiencia, en ambos casos, fue muy buena, pues no hay nada mejor que una velada de intercambio cultural y gastronómico, además de poder cotillear cómo son las casas y cocinas de los demás. Venga ya, eso nos gusta a todos.

Periodista digital especializada en viajes

5 Comments

  1. Bueno me encanta! Cuando vuelva a España me apunto a una de esas. Ahora te cuento que recientemente haciendo Couchsurfing en Bangkok la chica que nos hospedó decía estar en otra página » with locals» en las que podías desde compartir tu casa, a tu hobbie o una cena con un desconocido. A ella le iba lo de las cenas, lo que pasa que aquí te toca también cocinar porque se trata de compartir y enseñar a otros un plato típico de tu país. Vamos que cena y clases de cocina gratis!

    Un besazo

  2. Eso está genial, Gracia. Lo de aprender a hacer comidas de fuera me encanta la idea 😀 Aquí si quieres puedes ayudar al cocinero, lo que pasa es que yo soy tan torpe en la cocina que o me dices cómo lo hago o me pierdo. Pedazo viaje el vuestro, lo del Couchsurfing también es un inventazo.

    Gracias por tu comentario.

    Un besazo!

  3. ¡Me encanta desobedecer a nuestras madres por causas tan atractivas como estas!
    Creo que si yo se lo dijera a la mía al principio dudaría, pero si fuera en un ático como el que tu tuviste oportunidad de conocer, creo que aceptaría!

    A la vuelta lo intentaré y te cuento.

    Un abrazo guapa y gracias por descubrirnos formas diferentes de redescubrir BCN.

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