Ellos inventaron el chocolate, sólo por eso los quiero.
Decía el escritor Sergio Parra la pasada semana, durante la cena de Flades es la caña que: “Calidad francesa en cantidades alemanas, así es la gastronomía belga”, y no he encontrado frase más acertada para describirla. Es verdad que ser de las mejores grastronomías del noroeste de Europa no tiene mucho mérito, sobre todo si tus vecinos son los alemanes. No obstante, los belgas se lo han sabido montar muy bien. Para empezar, porque sólo con sus dulces y chocolates nos han conquistado a todos; segundo porque ellos son los que inventaron uno de los platos más necesarios de la gastronomía de todo el mundo: las patatas fritas; y por último, no menos importante, porque han sabido encontrar una cerveza para cada plato. Poca cosa.
Y es que, aunque la patata haya venido de América, ellos son los que han creado esa particular forma de prepararla: friéndola dos veces para que quede bien hecha por dentro, pero crujiente por fuera. Igual que sólo a ellos se les ocurriría acompañarlas de mejillones, dos ingredientes que nada tienen que ver el uno con el otro pero que juntos, desde el siglo XV, son uno de los platos más populares del país. Si has estado en Bélgica, seguramente lo conozcas bien: moules frites en cada esquina. Incluso puede que le hayas pillado tirria. Repetimos: moules frites en cada esquina. Vale, no es para tanto. ¡Pero es que antes nos gustaba!
Por suerte, la gastronomía belga es mucho más variada que las moules frites (en cada esquina) y en ella aún quedan sorpresas. Por ejemplo, las endivias, el gran descubrimiento de su cocina. Sólo Bélgica podría hacer que un plato tan aburrido como lo es la endivia, nos acabe molando. Tanto que, una vez lo hayas probado no querrás más que repetir. Y eso es de nota. Los belgas lo han hecho tan bien como se han hecho a ellos mismos (porque, un breve inciso para los que aún no se hayan dado cuenta, ¡Madre mía los belgas!).
Pero, volviendo al tema. Estas son las razones por las que la comida belga es una de las mejores de Europa (y del mundo). Por orden de preferencia.
Lo mejor de la gastronomía belga
- Ellos inventaron el praliné (o el bombón relleno). Fue hace más de 100 años por Jean Neuhaus, quién cubrió unos frutos secos con chocolate líquido a ver qué pasaba. El resultado fue la mejor y más maravillosa creación de la Tierra ¡Gracias Neu! ¡Te quiero!
- En realidad, tienen más de 100 tipos de chocolate sin contar sus derivados como las fresas con chocolate, los gofres y demás dulces.
- De hecho, los gofres son muy diferentes a los nuestros, pues no se componen de una gruesa masa, sino que son tan finos que se parten sólo con hincarles el diente. Aunque los acompañan de nata o chocolate, tienen mucha costumbre de tomarlos exclusivamente con azúcar glas.
- Los belgas no consumen los bombones como nosotros lo hacemos. Con esto quiero decir que, no regalan cajas como lo hacemos nosotros, con imagen del bombón y todos bien colocados porque es un detalle y tiene que ser bonito. No, ellos lo que valoran es el chocolate que hay dentro de la caja, por eso las suyas suelen ser de cartón gris o blanca sin mucha gracia (no, no nos referimos a las de las tiendas de souvenirs).
- Inventaron la endivia rellena de jamón y gratinada con queso emental, y ementalmente les amamos (clara ausencia de ingenio). Apunta este plato entre tus imprescindibles porque no puede faltar.
- La endivia fue descubierta por un campesino de las afueras de Bruselas, quien tras comprobar que no mataba, comenzó a cultivarlas. Actualmente en los alrededores de la capital hay una ruta de la endivia, y hasta un museo (esto ya es pasarse).
- Estofado de ternera con cerveza Leffe “Vlaams Stoofvlees”. Este plato habla por si sólo, no creo que haga falta decir más. Tú pídelo.
- Las croquetas van rellenas de queso. De hecho, en Bélgica hay más de 80 quesos, muchos más que en Francia, Holanda o Suiza. Sólo por eso ya merece la pena irse a vivir allí. Aunque algunos son sólo de postre, el emental y el parmesano están en muchos de sus platos.
- Sus albóndigas con tomate están brutales, igual que su filet américain, un trozo de carne picada cruda sazonada con especias, huevo y mahonesa creada por Albert Niels en el 24.
La gastronomía belga está tan buena que el país cuenta con un total de 121 restaurantes con estrella Michelín, tres de ellos con 3 estrellas. Normalmente las raciones son tan abundantes que con pedir sólo un plato y postre será suficiente. Yo me atrevería a decir que sólo con este último ya tienes reservas para toda la semana.
Si quieres ponerte hasta rriba de comida belga en Barcelona apunta: restaurante Gilda. De nada.
Flandes es la caña
También hemos venido a beber.
No podemos hablar de gastronomía belga y obviar a sus cervezas, el gran tesoro del país, de ahí a que lo haya dejado para el final. En total, Bélgica cuenta con una carta de más de 1.500 variedades de cerveza. Lo más curioso es que entonces deben tener más de 1.500 tipos de copas pues, tal y como nos explicaron los de Turismo de Flandes, cada cerveza tiene su propio vaso.
Una de las principales características en la elaboración de la cerveza belga es que la gran mayoría son de fermentación espontánea o mixta que, para los que no tengáis ni idea de lo que es viene a significar que el mosto lupulado que da como resultado de la mezcla se fermenta en el exterior y el aire de Bruselas es perfecto para este tipo de procesos de elaboración. O algo así (yo tampoco tengo ni idea de lo que es). Por ello, no entraré en mucho detalle de cada una de ellas, porque yo sólo he venido a beber y “está buena” (ahí, con criterio) excepto la Lindemans KRIEK, claro, este apúntala bien, sobre todo si no te gusta la cerveza, pues es una especie de zumo de cereza pero con graduación.
Algunas de las imprescindibles serían (apunta, que te va a hacer falta): Hoegaarden Witbier, Westmalle Dubble, Duvel y la Kwak. Y esta última si que merece especial mención, aunque sea por su vaso, que es el único que viene acompañado de una plataforma de madera. La Kwak fue inventada en el siglo XIX cuando Napoleón prohibió a los cocheros bajar del carro para tomar un trago. Fue el momento en el que a Pauwel Kwak, dueño de uno de esos bares, se le ocurrió crear el soporte de madera para que éstos pudiesen incorporar al coche y que pudieran llevar la cerveza con ellos. Se trata de una cerveza de color ámbar y ligeramente afrutada. Y hasta aquí os puedo leer. Perdonen mi ignorancia. Si realmente estáis interesados en cerveza os recomiendo que os paséis por el blog de Viajesycervezas.