El peligro es tu acompañante, cuando saca la pierna, el brazo o el cuerpo entero sin reparar en todos los bichos que te acechan en una habitación remota de un hostel. Porque algunos el «Yo duermo en cualquier parte» lo decimos bajito, abrazados muy fuerte a una mosquitera y a un saco. Aiss ¡El saco! De cuántos escrúpulos nos ha librado.
Periodista digital especializada en viajes