Montenegro: el país de los gatos y, por defecto, de las Karen

Perast
Kotor
Kotor

Situado entre Croacia y Albania, también a orillas del Adriático, está Montenegro. Aunque seguro que eso ya lo sabes, porque si estás leyendo esto será porque quieres o estás planeando ir. Pues bien, ponte cómoda, te va a flipar.

Montenegro es un pequeño país de apenas 600.000 habitantes que hasta el otro día, quien dice días dice en 2006, tras la caída de la antigua Yugoslavia, formaba parte de Serbia-Montenegro.

Bahía de Kotor, Montenegro
Bahía de Kotor, Montenegro

Tras su independencia, Montenegro estableció su capital en Podgorica. Una ciudad de pequeñas dimensiones y que parece no tener ningún sentido (todo el trato tienes la sensación de estar en el extrarradio. Sí, incluso en su centro) más allá de su vida nocturna. Que eso sí, está muy animada.

No obstante, su capital no representa en absoluto la belleza de su país: uno de los más bonitos de Europa en el que resaltan sus montañas (como curiosidad, Montenegro se llama así por el color de sus montañas) y su agua, muy limpia y con tonos turquesas.

Ruta por Montenegro en bus

Está ruta por Montenegro comienza en el aeropuerto de Podgorica, a dónde se puede volar de forma bastante económica.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que desde el aeropuerto no hay ningún medio de transporte público, ni hacia la ciudad ni a cualquier otro destino del país. Las opciones son limitadas: taxi o alquiler de un coche.

Gatos de Kotor
Gatos de Kotor

En nuestro caso, aunque Montenegro es un país muy sencillo para conducir por él, lo hicimos en transporte público desde el centro de la capital. Fácil y barato. El único inconveniente es que para comenzar la ruta hay que ir en taxi desde el aeropuerto a la estación de autobuses de Podgorica. El precio esta fijado a la salida y es de 15 euros (en 2023).

Nota: Los taxis oficiales son negros, con un escudo ilustrado en su parte lateral y los hombres están en la puerta de salidas con camisa azul. Esto lo aclaro porque, como en todos los aeropuertos del mundo, la salida está llena de conductores no oficiales. No te van a raptar pero, yo qué se, pa qué vamos a jugarnos que nos timen. El tiempo en taxi hasta la estación de autobuses es de apenas 15 minutos.

Ahora sí, la ruta:

Kotor – Perast- Budva – Stevi – Podgorica

Viajar en transporte público por Montenegro es muy sencillo. El mismo bus que te lleva a Kotor tiene parada en Cetiña (su antigua capital) y Budva. El orden el que tú quieras. En nuestro caso empezamos por lo más lejano, Kotor, para luego ir acercándonos de nuevo a la capital y tomar el vuelo de vuelta.

Para que te hagas una idea, de Podgorica a Kotor son unas 2,30h, aproximadamente.

Kotor, la ciudadela gatuna y amurallada que está escondida en un fiordo

Kotor
Kotor

Sin ánimo de exagerar, es posible que Kotor sea uno de los lugares más bonitos del mundo. Y es que, esta villa medieval, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, está repleta de callejuelas y es la ciudad mundial de los gatos. Y aquí ya no exagero. Hay gatos por todas partes. Miles de gatos. Comederos y bebederos en cada esquina y hasta una zona donde el ayuntamiento les construyó unos adosados monísimos donde pernoctar. Aunque, obviamente, quienes tengáis gatos ya sabréis que ellos prefieren las cajas. Así que los lujosos chalets gatunos están vacíos y, ¿dónde están ellos? Pues hacinados en cajas.

En la calle también se pueden ver máquinas expendedoras de pienso y agua, así como huchas para donar dinero y que puedan seguir cuidándolos. Las tiendas de souvenirs son de temática gatuna y hay hasta un museo donde se explica la historia del gato en la ciudad.

Así, a groso modo: en una época en la que la ciudad estaba infestada de ratas y cucarachas se llegó a la conclusión de que los gatos podrían mantener la ciudad limpia de infecciones y, así, salvar vidas. Pequeños héroes sin capa pero adorables.

Vale, Laura, pero a mí no me gustan los gatos, ¿qué hay para ver realmente en Kotor? ¡Oh, dios mío! ¡Lo que has dicho! ¿Cómo que no te gustan los gatos? Míralos, sí es que son adorables. No, en serio, ¡míralo!

Gatos de Kotor
Gatos de Kotor

¿Ya? Vale, pues seguimos.

A ver, Kotor tiene muchas cosas para ver. Para empezar, una vez hayas cruzado la puerta del Mar que da acceso a su casco antiguo, te recomiendo que subas hasta la fortaleza de San Juan (Sveti Ivan). Está situada en la colina sobre la ciudad y, desde lo alto, como es lógico, hay unas vistas espectaculares de la bahía. Puedes llegar a pie desde el casco antiguo a través de un sendero serpenteante. Es fácil de encontrar, está muy cerca del miniparque donde están las lujosas casetas de los gatos 😉

Gatos de Kotor
Gatos de Kotor

Aunque el camino es bastante empinado, la subida no es tan terrible como parece desde abajo. En unos 30-45 minutos, si no paras cada segundo a hacer fotos, lo puedes hacer. Eso sí, para entrar hay que pagar unos 8 euros. Recomendación: id por la mañana. Es cuando la montaña está a la sombra, por lo que es más llevadero. Además la bahía está al sol, por lo que las fotos también serán mejores (aunque la mía no sea una representación de ello)

Si aún no tienes agujetas y tienes ganas de más, también te alegrará saber que la ciudadela de Kotor está amurallada y, además, las murallas se pueden recorrer por encima. El paseo es muy chulo y, desde arriba, además de la bahía, también se pueden ver las casas de los locales, patios y demás.

La Virgen de las Rocas
La Virgen de las Rocas

No podemos irnos de Kotor sin dar una vuelta por su bahía. Desde el puerto se pueden encontrar un montón de tours en barco a Perast, a las islas de enfrente e incluso a la cueva azul, en pleno El precio medio es de unos 35 euros por persona 3,5 horas incluyendo la cueva azul, tiempo para bañarse, entrar con el barco en uno de los tres antiguos garajes de submarinos de la Segunda Guerra Mundial que hay en la bahía y visita a la isla de la Virgen de las Rocas. La otra isla, Sveti Dorde (la que recuerda a la isla de los muertos de Caronte), no esta abierta al público.

Generalmente el tour tiene inicio y final en Kotor, aunque en nuestro caso, ya que la Virgen de la Roca estaba justo enfrente de Perast les pedimos que nos dejasen ya allí y volvimos a Kotor en autobús.

Perast, el hermano de Frozen pero con buen tiempo

Perast
Perast

Este pueblo, que básicamente solo tiene una calle, es una monada. Su orilla está repleta de restaurantes con vistas a la bahía y a las islas. El precio es bastante económico, dependiendo de lo que comas, claro; pero si no es marisco, por 20 euros por persona comes al lado del agua. Leyéndolo ahora no me parece tan barato, pero acabo de recordar que hubo bastantes birras.

Perast no tiene mucho que ver, más que recorrer el paseo marítimo. Tiene una playa. ¡Ah! Y una iglesia barroca (Crkva Sveti Nikola). Dicen que desde la torre hay muy buenas vistas.

Perast
Perast

El bus de vuelta se coge al final del pueblo, en una marquesina que hay tras pasar un aparcamiento. Hay cada hora y tarda unos 25-30 min en llegar a la estación de autobuses de Kotor.

Budva: verano de 1980

Playa de Budva
Playa de Budva

Lo peor de empezar por Kotor es que vamos de lo más bonito a lo menos. Aunque Budva también tiene su rollo, sobre todo porque nos hace viajar a cualquier verano de los 80 o 90.

Su línea costera es una cosa bastante horripilante de bares, sombrillas y hamacas. La Costa del Sol o Torremolinos en su momento álgido, aunque con un toque decadente. Tiene su encanto, no vamos a negarlo.

Budva
Budva

No obstante, lo más bonito de Budva, motivo de que sea turístico, es su casco antiguo. Una pequeña ciudadela amurallada a orillas del Adriático llena de tiendas de diseño. Si te gustan las cosas un poco freaks te recomiendo Renk Shop (además el chico es un amor).

Saliendo de la ciudadela por su puerta norte encontraremos otra playa llena de chiringos. Si te fijas, al final, frente a las rocas del fondo (mirando también hacia el norte) está la escultura de la bailarina.

Bailarina de Budva
Bailarina de Budva

Es una de las imágenes más conocidas de la ciudad, sobre todo porque la foto con la ciudadela de fondo queda muy chula. Al parecer, la escultura, que está situada sobre una roca, es un homenaje a una hija bailarina de unos adinerados de la ciudad que un día salió al mar y nunca más volvió.

Está situada en un camino que lleva hasta, personalmente, las mejores playas de Budva. Solo habrá que caminar por la costa unos 7 minutos (igual un poco más, por el camino también hay gatos que querrás apachuchar). Merece mucho la pena por la original formación de las rocas, así por la claridad del agua.

Recomendación: Aunque está un poco alejado del centro -> Kafana Stella en Budva. Un restaurante de gastronomía local muy barato. El cevapi, plato típicos de Montenegro, está tremendo.

Playa Budva
Playa Budva

Desde Budva también ofrecen diferentes excursiones en barco por el Adriático. La ruta es siempre muy similar: Budva, Sveti Stefan e Isla Hawaii. Esta última está junto enfrente de la ciudad, es bastante grande y, además de playas, también cuenta con una iglesia y chiringuito. No fuimos, hacía demasiado frío.

Sveti Stefan: de villa de pescadores a resort de lujo

Sveti Stefan
Sveti Stefan

A donde si nos acercamos en autobús de línea fue a Sveti Stefan es la imagen de Montenegro. Una isla conectada a la península por un istmo con casas de piedra y calles angostas que datan del siglo XV. Aunque actualmente no se puede entrar, ya que es un resort de lujo, antiguamente la isla estaba habitada por residentes locales que se dedicaban principalmente a la pesca y otras actividades relacionadas con el mar. Durante siglos, el lugar mantuvo su encanto auténtico y su atmósfera tradicional. Sin embargo, en la década de 1950, el gobierno de Yugoslavia decidió cerrar la isla al público y transformarla en lo que es hoy, un exclusivo resort.

Sveti Stefan
Sveti Stefan

No obstante, la visita merece la pena ya que también está rodeado de playas (una de ellas, la de la izquierda, es pública) y un parque con vistas al mar.

El bus (2,5 euros) tarda unos 20 minutos y te deja en lo alto de la montaña. No obstante, cerca de la parada hay una entrada al parque con escaleras para acceder hasta la isla. Bueno, más bien hasta el camino de entrada, ya que como he mencionado anteriormente, la isla es privada y no se puede entrar.

Regreso a Podgorica

Para volver solo hay que tomar el mismo bus que el de ida, solo que ahora el trayecto desde Budva será mucho más corto. En octubre de 2023, fecha de nuestro viaje, había bastante frecuencia, cada hora. Si tienes tiempo, por el camino vuelve a pasar (y parar) por Cetiña, la antigua capital de Montenegro. Nosotras con nuestro slowísimo travel no tuvimos tiempo, pero nos habría encantado.

Periodista digital especializada en viajes

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