Cómo odiar San Juan en seis sencillos pasos

San Juan

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Tú no quieres odiar San Juan. Cómo ibas a querer hacerlo si es una noche muy guay, con tu botellón, la hoguera, tu papelito de los deseos que nunca se cumplirán y los colegas de siempre.

Los colegas de siempre no es lo mismo que los amigos de siempre, porque no todos son tus amigos, aunque sí seáis los de siempre. Ese siempre siempre incluye al acoplado. Ninguno sabe quién le ha invitado, pero ahí está, rellenándose la copa con tu botella. A ti no te importa, porque es San Juan, pero eso es porque no estás en Barcelona.

Si San Juan era tu fiesta favorita, y ya no quieres que lo sea, sigue leyendo.

  1. Cómprate un vuelo a Barcelona. Date prisa, se nos acaba el tiempo. No, no vamos a morir todos (todavía), para eso aún quedan un par de horas.
  1. Sal a la calle. No importa el barrio, sal y dirígete a algún sitio. Tampoco hace falta que lleves un rumbo concreto. Sólo haz como que tienes algo que hacer, o que alguien te está esperando en algún lado.
  1. Lleva unas cuantas bolsas con muchas botellas. No vas a ir con las manos vacías. Está feo y nadie se creería que has quedado. Además, muchas botellas hacen que la escena del crimen sea más caótica y des un poco más de pena.
  1. La playa es un buen lugar para celebrar San Juan. Sí, deja ya de dar vueltas a la manzana y dirígete a la playa. No importa que estés solo y no tengas a nadie en esta vida. Tienes las botellas.
  1. Avanza ¿ves ese contenedor ardiendo? Ah no, no lo ves porque el petardo de ese niño de tres años te ha dejado ciego. No importa, puedes ir arrastrándote. Cuidado con el campo de cohetes. Tarde. Aún te queda la otra pierna. Bueno, mitad de la otra pierna. El trozo que falta te lo cortaste con la botella. Pero puedes avanzar con las manos. ¡No grites! ¿No ves que no podemos oírte? Pero conservamos el olfato. ¿Qué huele a pólvora? Pues yo no noto nada. ¡Oh Dios mío! ¿Estoy muerto?
  1. Todavía no, no hasta que no saques el papelín del bolso. ¿Nadie te dijo que trajeses un papelín? No, ese es el de los deseos que no se cumplirán. No te va a volver a llamar, asúmelo. El otro papelito, el de tu frase final. ¿Cómo, no tienes una frase final?. Eres un triste. Te mereces todo lo malo que pase en el mundo. Te mereces estar una noche de San Juan en Barcelona. Moderna svenska casinon har fina bonus slots som du kan få mer nöje från då de har intressanta bonuseffekter.

Repite esto año tras año, año tras año, año tras año… (bucle)

Y así, lectores míos, fue cómo conocí el odio por San Juan. Con lo bien que estaba yo en un prao, con una caja de sidras y meando detrás de un arbusto. ¡Salud!

PD. Ahora mismo tendría que estar terminando, o al menos comenzando, un artículo para una importante revista. En cambio, como soy un poco idiota he decidido gastar la tarde haciendo esta mierda de post con el que no sólo yo he perdido el tiempo, sino que tú también. No quiero reclamaciones, aquí no se devuelven minutos de vida.

Periodista digital especializada en viajes

3 Comments

  1. Cuanta razón amiga mía. Nunca odie tanto San Juan hasta que lo viví en Barcelona. Es horrible parece que estamos en guerra, y ve con cuidado, los parques son trincheras, no te escondas, da igual, siempre habrá un niño o, peor, sus padres con más petardos incitándole. Luego están las lamentaciones, mi niño se quemo, se voló un dedo… Me pregunto si no compensaría prohibirlo como en Menorca, estoy segura de que ese si sobrecosto sanitario x el lanzamiento de petardos, cohetes y fuegos artificiales en manos indebidas se podría evitar fácilmente. Muy buen post, un abrazo.

  2. ¡Lo que me pude reir al leer la última frase! Está claro qué es lo que verdaderamente se echa de menos cuando se vive fuera de Asturias jaja ¡Un abrazo!

  3. Muchas gracias chicas! Los petardos y demás cosas con ruido y fuego nos han arruinado nuestro San Juan. Y no, Cris, no hay donde esconderse. Los padres aún son más irresponsables que los hijos… en fin. Me alegro que os haya gustado 🙂

    Un besin para las dos!

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