El Copenhague de Christian Andersen

Copenhague, Tivoli y Hans Christian Andersen
El Copenhague de Christian Andersen

“Viajar es vivir”, solía decir.

No todas las niñas queríamos ser princesas, aunque por Hans Christian Andersen una gran mayoría sí hubiéramos sido sirenas. Lo más posible es que no hubiéramos salido nunca del mar. Mucho menos por el príncipe del autor danés que nada tenía que ver con el que nos vendió Disney, aunque se basase en uno de los cuentos más ilustres de Andersen.

En el cuento original, la Sirenita muere porque el príncipe no la quiere. Hoy, la famosa estatua insigne de la ciudad la recuerda en la bahía del puerto de Copenhague, en el parque Langelinie, entre los murmullos de los turistas “¿Es esto? Pero si es enana”, traducido a diferentes idiomas.

Cierto, La Sirenita es tan pequeña como lo somos nosotros, pues está hecha a tamaño real. No está en el mar, como quizá nos la imaginábamos y, lo peor de ella es sin duda su fondo, repleto de chimeneas industriales. Que esté situada tan cerca de la costa, hasta el punto de que se puede tocar, es lo que ha hecho que fuera decapitada en varias ocasiones. Su cabeza actual es una réplica de la realizada originalmente por el escultor Edvard Eriksen, quien se inspiró en el famoso cuento de Andersen.

Copenhague, La sirenita de Christian Andersen

A él lo encontramos inmortalizado frente a una de las entradas laterales del Tívoli (imagen de portada), el segundo parque de atracciones más grande de Dinamarca que data de 1843.

Con uno de sus cuentos en la mano, y su bastón en la otra, Andersen mira hacia el lugar donde su mundo de fantasía cobra vida en varias de sus atracciones. Hoy es una de las paradas indispensables de los viajeros, aunque no abre todo el año. De diciembre a abril el parque está cerrado. Con el frío que hace en esta época en la ciudad, que no hay ni ambiente ni turismo, es totalmente comprensible.

El mundo de Christian Andersen

El que sí está abierto es el museo dedicado al autor que se encuentra en la misma plaza del ayuntamiento: The World of Hans Christian Andersen, donde se reproducen algunos de sus cuentos más famosos. En total, al autor se le atribuyen más de 160 obras infantiles, entre ellas algunas tan leídas como El patito feo (cuya estatua con los patos se encuentra en Central Park), La sirenita, La reina de las nieves, Pulgarcita, El ruiseñor, El soldadito de plomo o La princesa y el guisante (sí, lo he dicho. La palabra guisante me da tanto asco como ellos. Yo sería la mujer ideal para el príncipe, porque lo hubiera notado a la primera bajo esos 20 colchones. Aunque luego mi cara de asco lo habría alejado de mí para siempre, así que tampoco hubiera habido historia de amor. Vaya, ¡qué novedad! ¿Por qué os estoy contando todo esto?).

Copenhague, cambio de guardia

En el Copenhague de Christian Andersen también hay soldaditos. Podrían ser cualquiera de la guardia real. Vale, en este caso no están inspirados en los cuentos del autor pero, ¡son casi iguales! Si tenéis oportunidad, el cambio de guardia que se realiza a las 12:00pm en Amalienborg, frente al palacio de la reina de Dinamarca, está repleto de estos soldaditos.

Copenhague, soldadito real

El colorido embarcadero de Nyhavn

Otra de las partes a las que nos lleva esta particular ruta de Copenhague de Christian Andersen (y digo particular porque nosotras la hemos hecho por nuestra cuenta, sin seguir a la oficial, que la hay) es el embarcadero de Nyhavn, donde se encuentra la famosa imagen de la ciudad gracias a sus casas de colores. Aquí es donde residió el autor durante su larga estancia en Copenhague, igual que solían hacerlo muchos otros artistas. Primero vivió en el número 20 de la calle, luego en el 67 y, por último, en el 18.

Hans Christian Andersen siempre fue un hombre distinguido en la ciudad y, al contrario de otros autores, recibió muchos títulos cuando aún estaba vivo. Entre ellos el de consejero de Estado, por el rey de Dinamarca; y fue ciudadano ilustre de Odense, su ciudad natal donde hoy su casa ha sido reconvertida en un museo.

El Copenhague de Christian Andersen, Nyhavn
Copenhague, Nyhavn

Como curiosidad, en este embarcadero aún se encuentra atracado el Gedser Rev, un buque faro que coloquialmente se le llamaba “chata” y que comenzó a funcionar en los estrechos daneses antes de 1900 para facilitar la navegación de los buques. Hoy, está reconvertido en museo.

Copenhague, Gedser Rev

Hans Christian Andersen fue un hombre muy viajero, él siempre decía que “Viajar es vivir” y, de hecho, sus libros de viajes como El bazar de un poeta están muy bien valorados. En uno de sus viajes a Inglaterra disfrutó de la compañía de Charles Dickens. Sus cuentos le hicieron ser un personaje muy conocido y querido en Europa, hasta que sus obras se dieron también a conocer a nivel internacional.

Copenhague, Nørrebro

A pesar de sus viajes, el autor murió en Copenhague, ciudad donde hoy se encuentran sus restos. Más concretamente en Nørrebro, en el parque/ cementerio de Assistens, uno de los barrios más multiculturales de la ciudad por la cantidad de restaurantes que hay de todo el mundo.

Periodista digital especializada en viajes

No Comments

  1. Se nota que pasaste frío en Copenhague 😉 Muy interesante el post… pero me aseguraré de visitar la capital danesa en primavera o verano para no helarme!

  2. Muy chula la foto de la sirena, lo único malo que muchos días está nublada Copenhague, pero es preciosa.

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